lunes, octubre 09, 2006

CARISMAS DEL CORAZÓN

“Uno de los carismas del corazón es la intuición de los fenómenos, antes de que se realicen. Otro es el penetrar el misterio de la conciencia del prójimo, no sólo su estado presente, sino también las ideas y sentimientos que todavía no tiene y que en el futuro sabe Dios que tendrá. Estas intuiciones son efecto de la contemplación, que el místico tiene, de la lámina del destino, en la cual ve todo lo que ha sido, lo que será y lo que sería, si Dios quisiera que fuese. En tal contemplación, el místico permanece inmóvil con absoluta quietud de todos sus miembros, excepto los ojos que no cesan de moverse, agitados por la mirada de la vista interior que le domina. Mas en esto hay diferencias de grado: unos no cesan de contemplar así la lámina del destino continuamente, mientras otros la contemplan con intermitencias y otros no logran más que echar sobre ella una sola mirada, retornando de la contemplación a su estado normal, sin volver ya jamás a lograrla. Los signos para conocer cuándo se dan estos carismas contemplativos son varios según sus grados: uno es que el sujeto hable de lo que pasa en la conciencia del prójimo, sin que éste le hable palabra; otro es que conozca el origen de los estados de alma sobre los cuales el prójimo está hablando: otro es la familiaridad con Dios; otro es la indiferencia respecto de sus decretos y la conformidad con sus decisiones, de tal modo, que le sea igual todo cuanto le ocurra, lo mismo la tribulación y la adversidad que el bienestar y la prosperidad, siempre que las pruebas que Dios le envía no afecten a su perfección espiritual; otro es que su voluntad positivamente quiera todo cuanto le acaezca. Pero dirás quizá: Cabe muy bien que el hombre pretenda haber logrado estos grados de iluminación, sin que nadie pueda saber si es verídico o mendaz en su pretensión.

A esto responderé: Ten en cuenta que todo hombre está expuesto a distracciones. De modo que si alguien pretende esa morada, no hagas caso de su pretensión, o, mejor aún, asiente a ella; pero luego, cuando él esté distraído, es decir, cuando ya no se acuerde de su pretensión, procura mortificarle de algún modo, molestándole con cualquier contrariedad, y observa entonces cuál es su estado de ánimo ante tu contradicción. Si fue mendaz en su pretensión, se alterará de seguro. Mas esa alteración de alma no puede obedecer sino a la contrariedad que le ha sobrevenido, pues si con la mortificación que le has dado estuviese conforme su voluntad, no se habría alterado su ánimo. Ni ¿cómo podría alterarse coincidiendo con su voluntad? Estos son, pues, los testigos fidedignos inexcusables en el que pretenda verazmente poseer dichos grados de iluminación. El que sin tales testigos reclame poseerlos, reclama en falso. Porque, después de todo esto, la demostración, exenta de dudas, de que el hombre posee de veras estas moradas, se basa en el hecho de que posee la rectitud, es decir la perfecta adecuación, externa e interna, con la gracia, y la sujeción a las normas de conducta reveladas por Muhammad.”

Lucas Lunar


Comentarios: Publicar un comentario



<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?


View My Stats