sábado, noviembre 18, 2006

CUIDADO CON LA "ACCIÓN DIRECTA"


Compañero Lupus: “A ti te lo digo para que lo entienda Juan", decía mi abuela.


Utilizando el probado sistema “Purloined letter mejorado” –o bien “Sambelli mejorado”– (cfr. CIRPR, 1ª época), describiré los posibles atentados contra la planta invasora, en Fray Bentos.


1) ¿Se acuerda del ex combatiente de Malvinas, aquél que en la Asamblea de Gualeguaychú propuso pasar a la acción directa?


Es un service, tenga cuidado. Él dice que tiene un lanzacohetes RPG guardado en el armario de su casa, con un par de proyectiles antitanque. Y le quiere apuntar a la chimenea de Botnia desde la otra orilla del río. Como la chimenea ya está calentita y humeante, piensa que atraerá los sensores de calor de los cohetes, y que es un blanco seguro.


Pero guarda, porque el tipo es un service. El día de la fiesta, seguro que todo sale mal: que la chimenea estaba fría, que el cohete no servía, que la policía secreta argentina –en gesto de buena voluntad y pacifismo hacia el Tabarutti traidor– ha conseguido desactivar una célula ambiental extremista, etcétera.


2) El tema del camión con fertilizantes despachado por YPF (Pro Fértil, Bahía Blanca) destinado a la empresa encargada de parquizar la planta de Fray Bentos, tiene más color. El nitrato de amonio (y el amonal), sabemos, tienen un poder expansivo importante. Unas bolsitas arrimadas a la chimenea y listo. Fíjense lo que pasó en Oklahoma.


Pero el enemigo está al tanto de este plan, y por eso simuló un choque de camión cisterna esta semana, en la ruta a Rosario. Fue un accidente más, remitido a las páginas de información general de los diarios: cuatro inocentes muertos y una carga de nitrato de amonio perdida (los diarios dijeron “fertilizantes”, “lubricantes”, cualquier cosa).


Los muchachos no deberían insistir con este plan porque, repito, el enemigo ya está alertado.

3) El tercer plan se ejecutará si el World Bank concede el crédito a Botnia para terminar la planta. Ese mismo día, ¡pum! (o, mejor dicho: ¡brrrrruuuuumm!). Los organizadores lo ven como un aviso a todo el planeta de que la cosa va en serio.

Aquí la chimenea no es el blanco. Más: es lo único que los muchachos piensan dejar en pie, como un estandarte sobre las ruinas. Como aquel “ombú flotando en la derrota” del poema de Pedroni. Como el roble de Guernica, sólo que al revés: un recuerdo amargo para los invasores.

He tratado de persuadir a los muchachos, pero no hay caso. Están decididos. En estos casos, lo mejor es “llamarla a María”, como en el cuento, para que no se pierda el espectáculo.


Cambio de tema: ¿les conté que estoy en París? ¡Por fin el Subc. se acordó de mí, y me sacó de esa puta Londres! Ya cumplí una parte de la misión. Cuando se concrete al 100%, haré el informe.

Desde la Ciudad Luz,

El Iluminado


viernes, noviembre 17, 2006

DOS JUANES Y CUATRO BEKES

Salud, camarada Lupus:

Nuestra maniobra distractiva dio resultado y finalmente pudimos enviar un comando a fisgonear en el Observatorio Cósmico de Malargüe. Los pasmados vigías imperiales –mis competidores directos– se pusieron a interceptar sus correos y los del Oscuro, sin ver que la bocha iba por otro lado. Así es esta guerra, lo lamento. Y goles son amores.

Me ilumina su relato del pintor espía germano, ese que medía la profundidad de los bajos del Uruguay, buscando refugios para los U-Boots.

Claro que, como usted mismo cuenta, el SBS (Special Boat Service) inglés no se chupaba el dedo, y cuando llegó el momento le cayó al pintor de madrugada y acabó con su arte.

Lo mismo le pasó a otro Hans (Juan), capitán de navío argentino, que noviaba con una primita que tengo en Bahía Blanca. Al comenzar la guerra de Malvinas, Juan se disfrazó de pescador y se subió al pesquero de altura Narwall para hacer detección temprana de los vuelos ingleses.

En cuanto se apiolaron, los rubios cañonearon el barco con un Harrier, lo hundieron y hasta les pincharon a balazos los botes salvavidas, para no hacérselas tan fácil (el fair play, se sabe, lo inventaron ellos, como una hipocresía más).

Así que a este otro Juan le pasó lo mismo que al suyo, con el agravante de que fue 40 años después. Deberían haber aprendido algo estos maringotes de cuarta ¿no?

Ya que menciona al paisajista Bekes –Guillermo, para más datos– voy a citar aquí el relato que él me hizo de la llegada de su abuelo a Entre Ríos:

“Mi abuelo Alejandro vino de Hungría en los años ’30. Vivió primero en Buenos Aires y luego se radicó en Concordia, que había vuelto a ser un puerto importante gracias a los emprendimientos de los Fuchs y a la fábrica de extracto de carne Bovril inaugurada por los franceses. Como era carpintero de oficio, fue contratado por el párroco de la ciudad para el mantenimiento de la iglesia. Después, puso su propia carpintería y fue creciendo hasta tener una buena posición.

“Eso fue después de un tiempo, porque al principio las pasó duras. Mi abuela siempre contaba que un día recibió en Budapest la carta que le mandaba Alejandro desde la Argentina, junto con el giro que le iba a permitir comprar el pasaje y reunirse con él en Concordia.

“El abuelo decía en la carta que todo era maravilloso y que el dinero que le mandaba era apenas la paga de un mes (cuando en realidad eran los ahorros de dos años). Ella vino entonces muy ilusionada y al llegar descubrió la verdad. Nunca le perdonó al abuelo esa mentira, se la reprochó hasta el día de su muerte.

“Alejandro también visitó Córdoba, y puso allí una fábrica de letreros luminosos. Mi padre, que se recibió de ingeniero químico, colaboró con él en alguno de sus emprendimientos. Un día, cuando mi papá tenía cuarenta años, el abuelo le dijo que el origen de nuestra familia es judío, que él se había convertido al cristianismo el mismo día que pisó suelo argentino porque estaba cansado de las persecuciones...”

Era un sobreviviente el abuelo de Bekes, con todos los estigmas de los sobrevivientes. Decía la mentira que los otros (su esposa, la Dirección de Migraciones, el párroco que le daba trabajo) estaban dispuestos a escuchar.

Por eso lo disculpo a Guillermo, con sus paisajes naturalistas, acomodados al gusto de las señoras gordas que compran esa clase de pintura. Tal vez, hasta él mismo se ha convencido, en este momento, de que esos son los cuadros que le gustan.

Y un día, cuando sea famoso y tenga la jubilación asegurada, le confesará a su hijo: “la verdad, a mí nunca me gustó pintar esta porquería; yo quería hacer expresionismo, pero la galería Praxis, de Buenos Aires, en aquel tiempo, no compraba expresionismo...”

Así se hace la historia. Y también la pequeña historia.

Salud y RS.

Vigía de Pobladora



U-BOOT

Digamos que se llamaba Heinrich o Hans o Julius. En mis viajes astrales lo veía siempre pintando cuadritos naturalistas, en la popa del barco a vapor que había amarrado al muelle viejo de Colón, amarrado a alguna isla del río Uruguay, amarrado a alguna boya cerca de los grandes bancos.

Así que para recuperarlo, montamos nuevamente la torpedera y pusimos proa al norte mientras la tormenta de este “Mecong” litoraleño se suavizaba y no llegó a descargar las piedras que los informativos centrales contribuían a hacer más divertido el pánico porteño o rosarino (¡al fin conocen lo que son las piedritas! Vaya vaya, santa Natura). Si vieran, caros fratres, cómo la Patria Libre y Anarchía surcaba las olitas y le hacía pito catalán a los cancerberos del muelle de Botnia, cómo roncaba el motor gasolero.

Al fin, nos acodamos al barco del pintor y lo buscamos hasta por la sentina... nada. Ni siquiera algún cuadro reciente de esos que hacía con paisajes de la costa, muy a la moda actual, muy a lo Bekes y con venta asegurada en Fiztcarraldo’s. Nada. Ni siquiera un plumín.

¡Ah sotreta teutón!, me dije, ¿dónde te habrás metido? Para matar el aburrimiento bajamos unas líneas y encarnamos con lumbrí. Seguro que después de esta lluviecita se va a acercar el moncholo. Nada. Al atardecer nos fue rodeando la niebla, para colmo pegajosa niebla de comienzo de verano... mmmh. La noche cayó más pesada. Abrimos una botella de Absolut Vodka y nos pusimos a murmurar las baladas del Volodia Vitsovsky... fue casi un sortilegio esa conjura. Al instante una brecha se abrió en las aguas serenitas de la noche y asomó un periscopio. No salíamos del julepe ni siquiera cuando leímos en la torreta el nombre del barco, U-989.

Un capitán viejo re viejo que ni sabía que la guerra había terminado hace como 60 años buscaba al pintor para corregir los informes de las cotas, los bancos de arena, el caudal del río en cada recodo. Hacía años estaba dando vueltas sin poder salir de la isla Pelada y para peor, eternamente confundido con las mareas diarias porque ni se había enterado que existía la represa de Salto Grande que regula el caudal como se le antoja, de día baja de noche sube, según sea uruguayo el que maneja las compuertas o sea argentino y se invierte el sistema, de noche baja de día sube.

Jodete por boludo, le dije, lo hubieras escuchado al Javier Villafañe cuando nos contaba la historia del espía que volvió del frío.

Heinrich o Hans o Julius era buen pintor pero de la escuela bekesteiniana. Nadie sabe con certeza si vino con los alemanes del Vólgota o con los de la Liebig, esos que no sabían qué eran ni cuando los capitales pasaron a manos británicas. Vivía en el barco al que movía cada tanto, para encontrar motivos pictóricos decía. En realidad, estaba haciendo un sondeo de profundidad de todo el bajo Uruguay para ver si servía de refugio a los U-Boot de la Kriefmarine, las manadas de lobos que salían a cazar los reaprovisionamientos del Atlántico. Cosa que todo el pueblo lo sabía pero era divertido verlo al gringo tirando piolitas con plomadas.

Una noche vio una función de títeres del Javier cuando éste cayó por Colón con La Carreta, más exactamente el Retablo de Juancito y María, y el germano quedó tan fascinado con la maravilla de los muñecos y viendo las necesidades por las que estaba pasando el poeta que lo invitó a parar en su barco. “Pero nada alcohol ni mujeres –le dijo–, nada de nada sino yo echar patadas”. No se le conocían esos arranques misogínicos, así que a la noche siguiente el Javier se conquistó una damita y acto seguido, cuchita cucheta. A la mañana lo despertaron los gritos del alemán, desaforados, ya desde la borda del barquito, ¡sentir olor mujer! gritaba, ¡sentir olor mujer! El Villafañe como rata por tirante, directamente desde un ojo de buey al agua.

Meses más tarde se supo que un barreminas, el HMS Starsheep, lo llevaba más atado que un matambre hacia los calabozos del MI5 en la Torre de Londres. Cartas náuticas, compases, astrolabios, sondas, eran fieles testigos del trabajo del pintor.

Ahora lo miro al submarinista perdido en el tiempo, en el espacio-tiempo náutico, en este stargate litoraleño, y no puedo más que sentir pena. La niebla se lo va llevando despacito, hundiendo el U-989 en el río hasta que ni siquiera podemos ver el tubo del snorkell, trazando una finita ola aguas abajo.

¿Abrimos otra vodkita?,dije.

Lupus Fluminis


PROBANZA DE DIOS

Brindo por la alegría que lo inunda, hermano Arcabucero del Malvín. Cuando caen en desgracia tales pajarracos, los soldados del ejército celeste –vistan uniforme rojo o blanco– tienen derecho a festejar. La lucha es cruel y es mucha, de modo que los triunfos, por pequeños que sean, ameritan una copa en homenaje.

Me alegra su alegría porque lo notaba últimamente un tanto agobiado por el clima de mediocridad cipaya que Tabaruti Mignon y sus amigos “progres” están tratando de sembrar en la querida Banda Oriental. Pero usted sabe, camarada, sic transit gloria mundi.

La heroica paisanada de Don José, Aparicio y Leandro, no se va a entregar mansamente al poder de los Imperios. Dígame, si no, dónde cuernos nacieron estos orientales que denuncian el crimen del negocio de las pasteras que quieren convertir su paisito en una enorme plantación de eucaliptus.

Saludos a su Turdus Rufiventris de parte de sus parientes de Villa Elisa. ¿Sabe usted cuál es el ave canora reina de esta comarca?: la Negra. Sí, la Negra Mercedes Simone, la más excelsa de todas nuestras damas del tango –que me perdone Adita, eternamente en mi corazón–.

Le recomiendo que escuche su interpretación del vals “Tu nombre”, letra del gran Homero Manzi y música de Félix Lipesker (supongo que el padre de Santos). Es también probanza de Dios, que nos está aguardando con los brazos abiertos, mientras matea con su padre y con el mío bajo un sauce de las pampas criollas, también mentado como el árbol de la vida.

O Almirante



PAJARRACOS Y PAJARONES

Conmilitones, hay pájaros y pajarracos, y hay pajarones también, que por acá abundan.

Acaban de caer en esta Banda dos pajarracos, el ex canciller Juan Carlos Blanco y el dictador Juan María Bordaberry (se puede ser ex dictador), por el asesinato en Buenos Aires de los legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez y por la muerte de dos tupamaros, Rosario Baredo y William Whitelaw, y la alegría me inunda hermanos, estos actos simbólicos son esenciales a una sociedad.

Y me acuerdo de los pájaros, entes simbólicos también, esa “música de la naturaleza” de que hablaba O Almirante, es símbolo.

Casi pitagórico, agrego.

Por acá tenemos un pájaro, el zorzal, que también está por allá, que silba maravillosamente, silba, quiero decir podemos confundirlo con el silbido humano de una tonada.

Tiene tantas variantes en su canto que aterra. Nos quita condición artística.

Turdus Rufiventris, de pecho y vientre rojo, maravilla del mundo. Hay uno que me espera y canta detrás de la parada del ómnibus que tomo todas las tardes. Por momentos parece probanza divina. Debe de haber un plan divino para el canto, abrazo camaradas,

Álvaro de Burgos



jueves, noviembre 16, 2006

¡VIVA LA DOCTORA ESCOPETA!

Cosas veredes, Sancho... diría el hidalgo manchego si presenciara el espectáculo que está emergiendo frente a nuestras narices, aunque a veces la niebla de mentiras que el Imperio inocula cotidianamente en la conciencia de los seres humanos impida percibirlo.

Un extraordinario fenómeno de masas pocas veces visto en la historia: el creciente redescubrimiento del inmenso poder popular movilizado. No nos engañemos, el Estado Sionista no tuvo que retroceder lastimosamente en El Líbano únicamente por la eficacia de una organización de resistencia armada sino por la asombrosa valentía del pueblo libanés que regresó por millones a sus pueblos destruidos por la guerra a pesar de las amenazas explícitas del Ejército invasor –un enemigo brutal e impiadoso, por cierto–. Un exilio de Ayohuma al revés.

Esa misma energía popular incontenible se acumula de manera creciente en los distintos puntos del planeta. Solamente esa circunstancia explica las razones de la enorme epopeya de los pueblos de Gualeguaychú y Colón, que se plantan con grandeza contra una poderosísima entente que integran las multinacionales del papel, Paul Wolkowitz y su Banco Mundial, los gobiernos cipayos de Uruguay y Argentina, los grandes medios de comunicación, el rey Juan Carlos de Borbón y la reconcha de su hermana.

¿Están luchando contra los molinos de viento, como el caballero de la triste figura? De ninguna manera: se están sumando a los cientos de millones que de un polo a otro del planeta van a ponerle fin a la dictadura del Kapital.

Se están hermanando con sus pares de Oaxaca, a quienes ni siquiera la invasión de los esbirros armados del corrupto estado mexicano ha logrado hacer retroceder y se mantienen heroicamente en las barricadas.

Esta gran revuelta popular genera, a su vez, sus propios líderes y sus símbolos, como es el caso de la Doctora Escopeta, la “Comandante del micrófono”, una médica y profesora de más de 60 años que orienta y organiza esa resistencia desde Radio Universidad.

Quienes escribimos La Eterna hemos elegido la imagen que ilustra el perfil del autor de este blog para poner evidencia que nos sentimos parte de ese movimiento. Es un homenaje. Algunos ya sabrán de quién se trata. Otros no. Pero no importa, porque podríamos poner otras imágenes sin cambiar el sentido del homenaje.

Por ejemplo la foto de la Doctora Escopeta. Porque, como bien dice ella, nosotros somos los hijos del 68 y no bajaremos sus gloriosas banderas ni aunque vengan degollando.

O Almirante



CAPOEIRA

Yuri, te voy a explicar: las polémicas del CIRPR son como la Capoeira, un ejercicio físico, de combate cuerpo a cuerpo, disfrazado de danza. Radar vigila. El Imperio vigila. Y nosotros hacemos Capoeira.

La leyenda dice que era un arte muy cultivado en los quilombos de Palmares y Macaco, en tiempos del gran Zumbí. A partir de 1930, cuando Mestre Bimba le hizo una demostración convincente al Perón brasileño (Getulio Vargas), fue declarada deporte nacional. Para la gilada (y son millones), el deporte nacional brasileño es el fútbol. Para los vivos, como nosotros, el deporte nacional de esa antigua colonia lusitana devenida region verdeamarelha, es la capoeira.

Pasando a otro tema, yo creo que el comando mejor preparado para hacer una incursión por el Observatorio de Malargüe es Lupus. Tendría que moverse de las aguas cálidas del Uruguay a las más frías del río Diamante, pero es el hombre indicado.

Aparte, como gran lector de El Eternauta que es, sabrá explicar mejor que nadie eso de los desplazamientos por el espacio-tiempo, utilizando los vórtices creados por la Antimateria.

Es una sugerencia. Yo soy sólo un observador apostado al sur de la gran ciudad, entre chicas de 15.

Vigía de Pobladora


OJO AL PIOJO

Ojo al piojo, altos comandos: el Sub debe enviar urgentemente una fuerza de avanzada a la zona de Malargüe, en Mendoza, donde se está terminando de instalar el Observatorio Astronómico más grande del planeta.

El run-run en la comunidad científica mundial es que los especialistas que trabajan allí en el estudio de los llamados “rayos cósmicos” ya habrían detectado varias emisiones de esos verdaderos conductores ultra energéticos que transportan a través del cosmos información sensible a la velocidad de la luz.

No sé a qué comando podría destacarse para tal empresa, dado que por lo que veo están trenzados en polémicas inconducentes acerca de la piedad y la pederastia, pero se me ocurre que el Oscuro califica bien para la misión, siempre que se le indique que se abstenga en sus informes de devaneos filosóficos y lloriqueos gallináceos.

Todo lo que podamos saber al respecto será de suma importancia para la entrevista con el Capitán Ben.

Yuri


SONAMOS, HAFFNER, LLEGARON LOS BATIDORES

Che, Rufino, no le echés la culpa al Almirante Viagra por haberte metido en esta conversación. Él es así. Es como aquel dandy del tango, aquél que se corrió la bolilla y al final todos junaron que era... un batidor.

Cuando se le queman los papeles, el Almirante Viagra exagera, sobreactúa, señala a otros, revela las fuentes del financiamiento del CIRPR. Todo vale. Y vos caés como un chorlito y te explayás sobre el tema, intentás justificar lo de las chicas de 15, las de 12, los bebés... ¿qué te pasa? ¿vos también tenés la barriga resfriada?

Aprendé de Haffner, el Melancólico. Ése sí que era un rufián. Ése sí que le prestó un servicio a una banda de 7 conspiradores que se escondían tras el seudónimo “Roberto Arlt”. Pero nunca una palabra de más salió de Haffner, nunca una descripción que fuera degradante para las obreras de su fábrica de placer. Son códigos.

Ya que estamos, usando el sencillo método cute & paste, te voy a hacer leer el momento en que Haffner cuenta cómo empezó a desarrollar su pequeña y mediana empresa:

"En ese tiempo era joven. Tenía veintitrés años y una cátedra de matemáticas. Porque yo soy profesor, profesor de matemáticas. Con mi cátedra iba viviendo, cuando en un prostíbulo de la calle Rincón encontré una noche a una francesita que me gustó. Hace de esto diez años. Precisamente en esos días había recibido una herencia de cinco mil pesos de un pariente. Lucienne me agradó, y le ofrecí que vinera a vivir conmigo. Tenía un cafishio, el Marsellés, un gigante brutal, a quien veía de vez en cuando. No sé si por la labia, o porque era lindo, el caso es que la mujer se enamoró, y una noche de tormenta, la saqué de la casa. Fue eso una novela. Nos fuimos a las sierras de Córdoba, después a Mar del Plata, y cuando los cinco mil pesos se terminaron, le dije: ‘Buenos, adiós idilio. Se terminó’. Entonces ella me dijo: ‘No, mi querido, nosotros no nos separaremos más’.”

“Yo estaba celoso. ¿Sabe usted lo que es estar celoso de una mujer que se acuesta con todos? ¿Y sabe usted la emoción del primer almuerzo que paga ella con la plata del mishé? ¿Se imagina la felicidad de comer con los tenedores cruzados, mientras el mozo los mira a usted y a ella sabiendo quiénes son? ¿Y el placer de salir a la calle con ella prendida de un brazo mientras los tiras lo relojean? ¿Y ver que ella, que se acuesta con tantos hombres, lo prefiere a usted, únicamente a usted?”

“Eso es muy lindo, amigo, cuando se hace la carrera. Y ella es la que se preocupa de que usted consiga otra mujer para que la explote, ella es la que la trae a su casa diciendo: ‘vamos a ser cuñadas’, ella es la que varea a la primeriza para que levante únicamente viajes para usted, y cuanto más tímido y vergonzoso es usted, más goza ella en destruir sus escrúpulos, en hundirlo en su basura, y de pronto... cuando menos se acuerda se encuentra enterrado hasta los pelos en el barro... y entonces hay que bailar.”

“Y mientras la mujer está metida hay que aprovechar, porque un día le da una viaraza, enloquece por otro, y con la misma inconsciencia con que lo siguió a usted se sacrifica de nuevo. Me dirá usted: ¿para qué necesita una mujer un hombre? Más, desde ya le diré: Ningún dueño de prostíbulo va a tratar con una mujer. Con quien trata es con su ‘marlu’. El cafishio le da a una mujer tranquilidad para ejercer su vida. Los tiras no la molestan. Si cae presa, él la saca; si está enferma, él la lleva a un sanatorio y la hace cuidar, y le evita líos y mil cosas fantásticas. Vea, mujer que en el ambiente trabaja por su cuenta termina siendo siempre víctima de un asalto, una estafa o un atropello bárbaro. En cambio, mujer que tiene un hombre trabaja tranquila, sosegada, nadie se mete con ella y todos la respetan. Y ya que ella, por un motivo o por otro, eligió su vida, es lógico que por su dinero pueda darse la felicidad que necesita.”

¡Grande Roberto Arlt! ¡Un CIRPR de los años ’30! ¡Un CIRPR avant la lettre!

Yo te sugiero, Rufi, que aprendas de Haffner y no hables más de la cuenta. Las fuentes de financiamiento del CIRPR son un secreto guardado bajo siete llaves. Y en cuanto a los detalles de tu trato con los menores, te pido que no le hagas caso al Almirante Viagra. No cuentes nada. Dejá que la vida siga.

Una vez lo encontraron al Chacho Peñaloza caminando por la montaña, al otro lado de la cordillera y le preguntaron cómo estaba: “Y cómo voy a estar –dijo– ¡en Chile y a pie!”

Vos y tu amigo me hacen acordar de esa situación que vivía el Chacho en 1842. Están “en Chile y a pie”.

Pero ninguna situación es excusa para ser batidor, ténganlo en cuenta. De las finanzas del CIRPR no se habla. A las muchachas –sean de 12, de 15 o de 53– se las piropea, se las trata con dulzura, se las cuida. Y las hazañas sexuales tampoco se cuentan ni se ventilan por ahí. Parece mentira, aprendices de rufianes, que les tenga que explicar estas cosas.

Ni a vos ni al Almirante los voy a invitar a la próxima fiesta de 15 que tenga. No por cuidar a las muchachas (ya que ustedes son incapaces de hacer algo interesante con ellas), sino porque tengo miedo de que tomen media copa de sidra y se pongan a batir.

Salud y RS.

Vigía de Pobladora


miércoles, noviembre 15, 2006

OTRA VEZ EN ÓRBITA

Aquí estoy, nuevamente en el puesto de mando del observatorio galáctico cirpreano, oteando la perenne coreografía de las esferas móviles, monitoreando los campos de energía que atraviesan el cosmos transportando información sensible, escudriñando la mente del maestro mayor, allí donde nacen las cosas y los seres.

Me vino de maravillas el fin de semana en New York. Piensen que yo convivo día a día con el paisaje del espacio estelar y que la irrealidad insensata del mundo actual es un espectáculo que, por lo general, observo a distancia, con la ayuda de instrumentos ópticos. Me hacía falta un poco de contacto directo con el clima completamente desnaturalizado de la civilización tecno-materialista y Manhattan, con o sin torres, es la capital de ese gigante en ruinas.

He traído conmigo una gran cantidad de material que Zecharía me proporcionó para que lo estudiara a conciencia. Estoy en eso. Pero no puedo sacarme de la cabeza la cuestión de la entrevista con el Capitán Ben. Estoy convencido de que lograré hacerle revelar secretos que serán determinantes para los días por venir.

Me pregunto dónde será el encuentro. Zecharía me dijo que sería informado oportunamente por medios que no admitirían dudas de ningún tipo. Parece que los Annunaki son muy estrictos en cuanto a las normas de seguridad. Ellos sabrán.

¿Será en algunos de los puntos terráqueos en los que se registra mayor actividad ufológica, como Capilla del Monte en Córdoba o la estancia La Aurora de la Banda Oriental? ¿Será en el área de influencia de la gran plataforma de cristal de meu Brasil amado? ¿Será en un templo de retiro de las cumbres del Tibet? ¿Será en un puesto de choripanes a la salida de la Bombonera?

Me gustaría contar con informes de inteligencia previos más suculentos acerca de esta gente. Como van las cosas, llegaré literalmente en bolas a ese encuentro.

Lamentablemente, nuestro Iluminado parece haber desaparecido. Supongo que habrá viajado a Alemania, para asistir a las exequias de Marcus Wolf, el célebre Karla de John Le Carré.

Esta gente, es sabido, se siente parte de una gran cofradía, no importa de qué lado del mostrador esté parada. Si lo sabré yo. Menos mal que me llamaron ustedes para salir de esa sociedad de fulleros con carné.

Yuri


LOS PÁJAROS DE VILLA ELISA

Congratulaciones, amado Selenita. Qué bueno volverlo a oír “meter dedo no violao”. Su respetuoso desenfado es música que se extrañaba en la orquesta un poquitín anquilosada del CIRPR. Y qué quiere, mi querido, son los años. Pero como dice la sabia Pitonisa pringlense, pasan los años y estamos cada día más jóvenes. Ya nos vamos a poner en onda. Se lo prometo.

Debo confesarle que me sorprendió con su propuesta de seleccionado, No por los nombres, la mayoría de los cuales apoyo fervientemente, sino por el esquema 4-4-2, demasiado defensivo para su gusto. Usted argumentará que estando el Bocha en cancha no hay dibujo táctico que valga. Hay que tocar la pelotita y tener la vista puesta en el arco de enfrente. Así se inventó este juego y así será por siempre. Pero me extraña que no haya incluído ningún verde-amarelho, tan caros a su espíritu.

Hablando de verde-amarelhos, ¡qué pena que ustedes, camaradas luminosos, no puedan disfrutar de la presuntuosa elegancia de las aves de esa tonalidad que se cruzan entre las copas de los árboles de Villa Elisa! Si hay algo por lo que no cambio este lugar es por la maravilla de sus pájaros.

Me gustaría esta mañana tener la sabiduría de aquel obrero ferroviario que se ganó un millón de mangos en “Odol Pregunta” –Maratea, creo que se llamaba– respondiendo sobre especies de aves.

Las aves son la campana de la naturaleza. Como el canario en la mina de carbón, nos anuncian por anticipado cuando la vida tiende a degradarse. La declaración de los Derechos Humanos debería incorporar el de escuchar la canción de las criaturas aladas. Y también el de escuchar el silencio primordial de las esferas.

En muy pocos lugares del mundo se encuentra uno con esos privilegios. Mi pequeño terruño, aislado entre el Parque Pereyra y la reserva ecológica, eslabón meridional de esa cuna de vida llamada mata atlántica, es uno de ellos.

Mi sincero agradecimiento al amigo Rufino Lafinur, sin cuyo invalorable respaldo material me sería imposible gozar de este espectáculo. Como él dice, lo verdaderamente cruel es el sistema que hace que los niños del mundo trabajen por centavos para seguir llenando el cofre de la usura (tiene razón, Vigía, se me pasó por alto el nombre de Ezra Pound).

Me viene a la memoria la voz profunda de Lupus Flumine desgranando unos versos del maestro en una vieja fonda del barrio de Congreso.

La palabra, siempre la palabra. Limpiemos la palabra como un buen samurai engrasaba su espada. Llamemos a las cosas por su nombre. Si, por ejemplo, decimos “terrorista”, no pueden quedar dudas acerca de lo que describimos.

Los pájaros, hermanos míos, anuncian que se viene la maroma. Y nosotros seremos los surfistas que cabalguen las olas hasta las dulces playas del futuro.

O Almirante


SÁBADOS DE LA BONDAD

Altos Comandos: Tengo tanto que aprender. Luego de mil esfuerzos, no he podido enternecerme junto a Don O. Quizás con otras mejillas y otros rocíos.

En una servilleta les traje un humilde listado, sin la esperanza de que alguno de estos nombres sea seleccionado.

Aquí transcribo: Rey Wen, G.I. Gurdjieff, Aleister Crowley, Arthur Rimbaud y Macedonio Fernández. Quevedo, Sergio Di Nucci, De la Púa y R. E. Bochini. V. Redondo y Ramtha.

Desde el Bar la Herradura.

Comando Lunar


RUFINO ACLARA, Y OSCURECE

Ah, perdón, me olvidaba: he recibido una queja formal, vía diplomática, del presidente de Nicaragua, Sr. Daniel Ortega. Objeción aceptada, quitamos lo de "lameculos".

Desde mañana comenzaremos a cobrar por este tipo de rectificaciones, como hace el periodismo serio en todo el mundo. Ni qué hablar en la Argentina.

También informó el Almirante, a través de mi gente que sirve de nexo, que hoy fue un día récord de entradas en La Eterna. Y me los describió geográficamente. Atenti: “Tenemos en este momento 6 lectores en Francia, 6 en España, 5 en EEUU, 3 en Turkía, dos en Uruguay, y uno de Chile, Australia, UK y México. ¿Qué tal? Ah... y ya debutaron los comentaristas. No nos para nadie”.

El perdón que pedí al principio de esta noteja no se refería a nada de lo que dije, pero no puedo recordar porqué era pues acabo de probar de los tres paquetes en los que les mando el medio kilo a los putos pseudopacifistas. Colombiana de prima.

Ya conseguí siete muchachitas, me faltan siete (estoy esperando a que terminen de laburar); los pibes O.K., cinco de 18 con unas porongas que les van a sacar la paloma de Picasso del culo. Me comentaron que los más putos son los ingleses. Y los más merkeros los yanquis. Ah, y un japonés que ya no sabe qué meterse en la nariz.

Recordé lo que olvidé: incluyan a Julián Centeya, a Cadícamo, a Homero Manzi, a Gardel y Lepera. (La verdad, nos importa un carajo –en cuanto regimiento armado/desarmado CIRPR– que Gardel sea francés, argentino, uruguayo o turco: Gardel es de la Humanidad.)

¿Anclao en París? No, repodrido esperando a que estas pendejas chotas se dejen de acabar y se vayan al “Hospital de Niños en el Sheraton Hotel”. Antes de irse voy a hacer que se den un buen saque todas. Deben estar molidas.

Rufino Lafinur, rufián


martes, noviembre 14, 2006

RUFINO LAFINUR

Este conchudo Almirante ya tuvo que nombrarme. Sí, varios post atrás (porque ustedes, cirpreanos, sí que le están dando a las teclitas, ¿eh?, suerte que pusieron 15 informes para ver en pantalla que si no, no los iba a leer ni el “Aguilucho” Gálvez), sí, le espetó al Vigía: “La próxima vez que Don O. tenga una fiesta de ésas, debería invitar a nuestro ínclito y clandestino Rufino Lafinur. Él sabrá que hacer con tantas niñas apetecibles”.

Bien, me la banco porque soy macho, pero han cometido un gran error.

Escuchemé Vigía de Pobladora: usted que la va de angelito, ¿sabe cómo se mantiene el CIRPR? ¿O piensa que están todos rentados por dios? ¡Prostitución y drogas, querido mío! El ariete económico del capitalismo puesto en su contra. Es cierto que saco mi buena tajada (sobre todo en carne fresquita), pero también debe reconocerme que a ustedes no les falta nada. Tienen sus boludas computadoritas y desde allí dirigen no sé qué mierda –porque no me interesa saberlo; mejor dicho: prefiero no saberlo–.

Usted, Vigía –y aquí venía la advertencia del puto Almirante–, ¿anduvo rodeado por decenas de quinceañeras y no fue capaz de tirar ni un poquito el zarpazo? Vea que es nabo usted. Hoy en día son madres a los 12, a los 13; a los 11 perdieron el virgo. Hasta los pibes chupan pijas en Constitución por monedas. Sé que sonará cruel para sus oídos, pero remember Chernobyl. ¿Acaso usted no es amiguito de una rusa que frecuenta Chernobyl? Eso es crueldad, no la pederastía, tan extendida hoy, por suerte, en la ex Unión Soviética, actual coto de ladrones mafiosos ex-dirigentes del Partido Comunista de la URSS, el famoso PCUS. En este momento misiles surcan algún cielo y no caen en Pobladora por pura casualidad. Eso es cruel, no la bona vita. Nosotros vivimos de joda en joda, y el cincuenta por ciento de lo que dejan esos viejos chotos pero simpáticos va a parar a las arcas del CIRPR. ¿Por qué? Porque me chupa un huevo. Porque me cagó con el corralito el banco donde tres días antes deposité los millones de la venta de todas las propiedades de mi familia. Cuando llegué el gerente me ofreció a su secretaria, que me la cogiera ahí mismo mientras él hacía contar los veintitrés millones de dólares que llevé en trece valijas. Y me garcaron. Después me indexó el Banco Hipotecario, y al carajo con lo poco que me quedaba. Me quedé en Pampa y la vía.

Así que papito, traeme a un par de esas nenas que te juro se van a divertir infinitamente más que en ese cumpleaños a lo Novicia Rebelde.

No puedo seguir escribiendo porque yo sí laburo: acaban de llegar delegaciones extranjeras para un encuentro por la Paz Mundial. Me encargaron 14 pibas menores de quince, cinco pibes de 18 bien dotados, y medio kilo del producto de Merck. Es una delegación grande: son quince.

¡Almirante botón, a vos te va a pasar lo que le pasó a Vandor!

Rufino Lafinur, rufián


ADN Y "PATRIA SOCIALISTA"

Llegué a la cafetería de la Columbia University cargando a cuestas todo el pesado escepticismo que varios siglos de reinado de filosofía dualista y materialista han logrado acumular en nuestras programadas mentes humanas, ilusión de ilusiones.

Esperaba encontrarme con un bicho raro de laboratorio sumergido en extraños ritos esotéricos y perdido en elucubraciones fantasiosas acerca de criaturas extraterrestres y fenómenos paranormales.

Pero no. Zecharía resultó ser una especie de Woody Allen cósmico, simpático, inquieto, ultrainformado acerca de todas las novedades de la investigación científica de vanguardia de nuestros días.

Tuvimos una extensa y riquísima conversación, pero por hoy me limitaré a referirme a su punto de vista respecto de la evolución humana y el remanido tema del eslabón perdido.

Desde que en 2001 se descifró el esquema del ADN humano, se sabe que la especie dispone de 223 genes que no aparecen en ninguna otra forma de manifestación de la vida terráquea. ¿Cómo incorporó el homínido primitivo esos genes extraterrestres?, se pregunta Zecharía.

Si no ha habido transmisión vertical de esa herencia genética, tal trasfusión sólo pudo tener carácter horizontal. Es decir que “alguien” modificó el programa originario de la criatura humana inoculando esos genes, como si se tratara de la ampliación de la memoria de un CPU.

Aquí es donde se tocan las tesis de Zecharía con las de Crick y otros que ya hemos mencionado: visitantes de otros planetas “sembraron” hace miles años, digamos que con fines experimentales, semillas destinadas a germinar y desarrollarse en el tiempo.

Para Sitchin, esos seres galácticos son los annunaki que describe la cultura sumeria y que, con distintos nombres, aparecen en todo los relatos mitológicos tradicionales.

Como nuestro amigo asegura que los padres fundadores están a punto de regresar a Gaia, no pude menos que preguntarle con qué objetivo lo harían.

–Oye, Yuri: cualquier cosa que yo pueda decirte al respecto tú la pondrías entre paréntesis, porque así lo quieren tus actuales programadores. Lo mejor será que se lo preguntes a ellos mismos –me espetó Zecharía, muy suelto de cuerpo.

Como yo me quedara mirándolo entre asombrado y expectante, me prometió conseguirme una exclusiva con un importante oficial de los ejércitos de Nibiru, el Capitán Ben.

Comprenderán mi ansiedad frente a tal perspectiva. Se me ocurren tantas preguntas para hacerle que creo que no sabré por donde empezar.

Pero calma, carioca, como dice el Almirante. Hay tiempo para todo. Hasta para que el Vigía deje de chuparse el queroseno del primus y no siga vendiendo el verso del “heroico constructor del socialismo” para referirse a un proletario superexplotado por Iosiv Dzughasvihli mientras celebraba los tenebrosos Procesos de Moscú o mandaba al Gulag a lo mejor de los verdaderos comunistas.

El sacrificio de los Stajanov –cómo bien pintara otra película notable, “El Hombre de Hierro”, de Agnes Wajda, no sirvió para defender ninguna “patria socialista”, por la sencilla razón de que no existe tal cosa. No habrá socialismo mientras perdure en la historia eso que llamamos patria. En todo caso, habrá una sola y abarcará la casa común de hombres y mujeres, esa esfera celeste que nos une.

Yuri


RADÍCULA-RAÍZ-TRONCO

Bueno, la verdad, yo no sabría por dónde empezar (aunque por dónde acabar sí, ése es un tema resuelto por la madre naturaleza).

En la vertiente grecolatina, la más cercana a nosotros, diría que el vate ciego, autor de La Ilíada y La Odisea, mucho tiene para contarnos y cantarnos, sobre guerras y viajes. Ahí estamos hablando del siglo IX a.C. Sería una raíz muy profunda de la lucha de los CIRPR, sin descuidar otras también profundas como el I-Ching y el Rig-Veda.

Siempre por la misma vertiente, grecolatina, haría una parada en Publio Ovidio Nasón, vate del que nos ocupamos con el Caronte hace varios añitos, en esa saga para siempre inédita de los primeros y heroicos CIRPR.

Dopo, cruzando el charco, pero siempre colgado de la misma rama, apuntaría a un poeta norteamericano bautizado Ezra Loomis Pound, a quien siempre he sentido como un inspirador de nuestra lucha.

Ésta es una de las radículas que alimentan la raíz que a su vez alimenta el tronco de lo que es CIRPR. Obviamente, una entre miles.

Aunque Homero, Ovidio y Pound son poetas, esto no responde a ninguna clasificación. Los linajes literarios –para mí– no saben de géneros.

Espero ansioso las sugerencias del Comando Almagro, de la Pitonisa, del Canoso, del Pollo, del Chugu y el resto de la cofradía.

Este milenio es el nuestro. No lo dejemos pasar.

Vigía de Pobladora


LA DICTADURA DEL CORAZÓN

Conmilites, el perínclito Almirante, O Almirante, ha distinguido con la sabiduría preclara que lo caracteriza, lo que Milan Kundera llamó “la dictadura del corazón”, eso es lo cursi, yo prefiero la idea de la literatura como tensión entre lo hermético y lo evidente, o sea, todo aquello que aporte al conocimiento humano. En ese orden doy mi genealogía parcial: Jack London, Horacio Quiroga, Petronio, sólo tres prosistas para empezar y tres poetas, Eliot, Cernuda, Tonino Guerra, como para seguir, y también hay más firmas.

El olor a cocina es bello, pero puede ser engañoso, es verdad. Secretos que esconden las cocinas escribe Ferrer, Horacio Arturo, poeta menor, que sin embargo ha tejido metáforas muy hermosas: “como un viento de nidos volaban tras de mí/ aquellos pañuelitos en la estación”. ¿Se puede pintar mejor una despedida?

Me voy a ver el baño de Nati, a esta hora toma un baño de leche de río, no de burrra, hoy hace calor y prometió lindezas y bajezas en igual proporción.

Álvaro de Burgos


UNA GENEALOGÍA CIRPREANA

Queridísimo Don O: como decimos en la Bahía, vai devagar vagabundo. Jamás se me ocurriría pensar que usted, almita noble como pocas, estaría en vías de abandonar el glorioso camino de retorno a la Luz que nuestra cofradía galáctica comanda.

También yo tuve –tengo– tías apacibles y sabias que me enseñaron a bailar el vals bajo las parras de Villa Castellino y me abrigan el espíritu con el tibio rescoldo de una cocina gallega humeando en las montañas de Lugo, con pascualinas recién horneadas, jamón del medio y pastelitos almibarados.

Ya he bailado el susodicho vals con mi hija quinceañera y me regocijo de saber que también lo haré con mis dos nietas, maravilla azul celeste que certifica la victoria inmortal de Eros sobre Tánatos.

De modo, compañero, que estamos en la misma milonga. Sólo que pretendía alertar acerca de cierta pacatería que corre el riesgo de convertir el relato en un guión escrito por Cris Morena o Patricio Echegaray.

No se trata de necesitar escenas hardcore de sexo maduro sino de pedir, a la hora de apoyar la yema de los dedos sobre las teclas del ordenador, la conducta sagrada de un, digamos, Henry Miller.

Escribamos sobre lo que escribamos –tías bucólicas, niños abandonados, bailongos en la Ciudad Vieja, un caño del Rengo Díaz– carguemos los cartuchos con la sangre como hacía Henry. Un protocirpreano al que no homenajeamos lo suficiente.

A propósito: Bretón y los surrealistas supieron inventarse una genealogía cuando fundaron el surrealismo, apropiándose de Une Saison en Enfer o de Los Cantos de Maldoror. ¿Porqué no armamos nosotros nuestro árbol cirpreano?

Propongo, para empezar por la tierra de Miller, los nombres de Walt Whitman, Jack London, Francis Scot Fitzgerald, William Burroughs, Allen Ginsberg, Norman Mailer y siguen las firmas.

Somos cirpreanos porque sabemos que una palabra verdadera vale más que mil imágenes tramposas.

Hasta la victoria siempre.

O Almirante


HAROLDO, JOYCE, EL CARONTE Y LAS TÍAS

Usted tiene razón, hermano y camarada del arroyo Malvín, cojer, para referirse al coito, va con jota. Yo lo puse con ge como una concesión (entre tantas), pero va con jota.

Otro enamorado de la jota –dicen– era don Juan Ramón Jiménez, que en sus Elejías decidió usarla como letra protagónica. En ese libro hay jotas por todos lados.

A veces, los poetas la emprenden con la ortografía, como una manera de mostrar su lucha con el lenguaje (“viban con esta b del buitre...” escribió Vallejo en el poema a Pedro Rojas).

El músico Juan Carlos Paz, en las antípodas de Jiménez, me habría autorizado a escribir coger con ge. Él publicó un libro en el que propone una máxima economía y una reducción de las letras del abecedario.

Dado que vivía en Buenos Aires, no tenía muchos problemas para reemplazar la zeta por ese, o la ce contra vocal débil también por ese. Paz escribía la preposición “de” –para dar un ejemplo– sólo con la consonante: “d”.

Era tan económico, el músico de marras, que hasta se ahorró la posteridad: hoy nadie se acuerda de él. Sin embargo, vaya paradoja, los chicos que envían mensajes de texto con sus celulares, agradecerían tener un alfabeto económico, como el de Paz.

Usted habló de bonhomía, Arcabucero. Habló de piedad. Y se acordó de una tía.

Quién no tuvo una tía como esa que usted dice, que está en la cocina o entre bastidores mientras otros desarrollan las grandes escenas de la vida. Y qué importantes que son.

Haroldo Conti tenía una tía muy querida en Warnes, provincia de Buenos Aires, llamada Haydée Lombardi. Era hermana de su mamá.

En su último cuento, titulado “A la diestra” (un cuento que quedó junto a la máquina de escribir, cuando lo secuestraron) Haroldo puso una sentida dedicatoria: “A Haydée, para que nunca se muera”.

La dedicatoria era obligada, porque el cuento habla de una tía buena que muere y se va al Cielo, para estar “a la diestra” de Dios. Puesto que esa tía –Haydée Lombardi– estaba viva, Haroldo no quiso ofenderla hablando de su muerte. De allí la dedicatoria.

Roberto Fernández Retamar, invitado a prologar la edición de lujo de una novela inédita de Haroldo (que fue anotada por Eduardo Romano), metió la gamba hasta el caracú y dijo que el cuento estaba dedicado a Haydée Santamaría, la directora de la Casa de las Américas.

Retamar construye todo el prólogo en base a esa dedicatoria de Haroldo, sin advertir que es una dedicatoria a otra “Haydée”. Un verdadero papelón.

Yo conocí a Haydée Lombardi en 1987. Al atardecer, junto a un álamo carolina que ella nunca quiso talar porque era “el árbol de Haroldo”, me contó que su sobrino se sentaba a tomar el té con ella bajo el alero de la casa, con vista hacia los eucaliptos y hacia una lagunita que usaban como bebedero de chanchos.

El sol rojo que caía sobre el horizonte mandaba destellos plateados y convertía aquella lagunita en un espléndido lago donde recrear la vista, mientras llegaba la noche.

“Tía, yo quisiera detener la vida, para siempre, en este instante”, me contó Haydée que le decía su sobrino Haroldo, mientras caía la tarde en Warnes.

Otras tías, éstas solteronas, que entraron en la literatura y de la mano de un maestro, fueron Kate, Julia y Mary Jane Morkan, protagonistas del relato “Los muertos”, de James Joyce.

Cuando fui a ver la película “Desde ahora y para siempre” (una obra maestra de John Huston, que es transcripción exacta del cuento de Joyce) tuve la misma percepción de las “tías” que había tenido al principio: seres bondadosos, amables, anónimos, que intentan contemporizar y evitar que la discusión de sobremesa –en Navidad, en Pascua, en Año Nuevo– llegue a mayores.

No son tías malvadas, celosas, ambiciosas, como las que suelen verse en los culebrones. Son otras tías, más cercanas y queribles.

Dejo para otro momento mi aventura para conseguir “The Lass of Aughrim”, la hermosa balada irlandesa que desencadena el final del cuento de Joyce y que hace viajar con la imaginación y con el recuerdo a Gretta, la gran protagonista.

Huston dirigió ese filme con el último aliento. Cuentan que iba al set en silla de ruedas y alimentado con suero. Valió la pena.

Si quieren ver tías de las buenas, como las del Caronte, como las de Haroldo, como las de Joyce, lean el cuento “Los muertos”, vean la película, escuchen la balada de la chica de Laughrin.

Salud y RS.

Vigía de Pobladora



NABOKOV, STAJANOV, KALACHNIKOV

¡Almirante Viagra! Lamento no poder ayudarlo en este momento difícil de su vida. Si usted necesita imágenes hardcore o relatos porno de sexo maduro, pídaselos a otro.

Y si en vez de hardcore quiere erotismo –y del bueno– le recomiendo Lolita, de Vladimir Nabokov.

Los chicos, ya se sabe, no relatan. Ellos viven su vida, lo mejor que pueden. Estoy seguro de que hubo muchas transas entre los que fueron el otro día a la fiesta de Rocío. Un gran biombo separaba la pista de baile de las mesas, y ofrecía rincones oscuritos, alejados de las webcams del imperio y de las miradas indiscretas. Seguro que los chicos lo aprovecharon.

Además, no encuentro nada de malo en que niños que vienen de situaciones duras, en donde el sexo no fue algo placentero para ellos, y donde la violencia fue más que un juego erótico, le den un beso en la mejilla a un puñado de viejos que les están dando una mano para rehacer sus vidas.

Para mí, fue como si cualquiera de mis cuatro hijos o mis cuatro nietos me hubiera dado un beso en la mejilla, al despedirse.

Recuerdo que una noche de principios de los ‘90 fuimos juntos, usted y yo, a un club de regatas o algo así, que estaba en la zona portuaria de Montevideo. Había un marinero de prefectura custodiando el salón, con un máuser de los años ‘20. Pagamos un bono, con derecho a consumición, y nuestras damas entraron gratis. Era un perfecto bailongo de otra época, al que por azar fuimos invitados. ¿Acaso no lo disfrutó? Para mí, fue delicioso.

Cortázar escribió “Las puertas del cielo” y siempre que leo ese cuento me digo “yo jamás podría escribir algo así, porque no siento ese desprecio por el pueblo”. Creo que usted tampoco podría escribirlo, a pesar de la devoción que tiene por JC.

Pasemos al tema “abandono”. ¿De dónde saca que quiero dejar esta maravillosa secta de borrachos abstemios, que acunan a los tumbos el sueño eterno de la revolución? Ni por asomo.

Podré desaparecer unos días o enmudecer un poco, pero nunca borrarme. Para demostrárselo, termino rápido este despacho, destinado únicamente a usted y contestando con suavidad a sus agresiones. Después de éste, redactaré otro más placentero, retribuyendo las amables palabras del Caronte.

Para terminar, quiero reivindicar aquí a Alexei Stajanov (1906-1977), obrero ruso que en la noche del 30 al 31 de agosto de 1935 extrajo él solo 102 toneladas de carbón en 6 horas, superando 14 veces el estándar.

No le pagaron más a Stajanov por su proeza, porque en la Unión Soviética de aquellos años no había premios a la productividad, pero se lo reconocieron y lo condecoraron, y el maldito georgiano lo puso como ejemplo para los demás trabajadores (aunque se tuvo que comer, por esa torpeza, la primera huelga de los mineros del carbón).

Algunos dirigentes criticaron el estajanovismo como política (y esa discusión fue un anticipo de la polémica que se iba a dar en la Cuba de los ’60, entre el Che Guevara (teoría de los estímulos morales) y Charles Bettelheim (teoría de los estímulos materiales).

Pero yo quiero detenerme en Stajanov, en Kalachnikov y en tantos obreros y soldados que le entregaron a la patria socialista el fruto de sus músculos y su inventiva, sin esperar nada a cambio. Su orgullo fue haber ayudado a construir –o a defender– el socialismo.

¿Así que a usted le parece que la fiestita de 15 de Rocío fue estajanovista? ¡Enhorabuena, Almirante! ¡Ese insulto es un halago!

Si el pecado de Stajanov y de Kalachnikov fue creer en el socialismo, yo los abrazo con fuerza. Brindo por ese pecado.

De paso, brindo por la sencilla alegría de Rocío, que el sábado cumplió 15 años.

Vigía de Pobladora



lunes, noviembre 13, 2006

JUSTUS VON LIEBIG'S

Amarramos la torpedera en las sombras de un arroyito y trepamos a la cupecita para entrar en la ruta de la muerte, mientras los trenes-camiones del Mercosur se nos venían encima con sus doble docena de ejes y sus sensores de movimiento controlados por satélites. Pasaban a la madrugada como fantasmas grises y veloces (se sabe que nunca detienen su marcha entre el Atlántico y el Pacífico, entre el Puerto de Río Grande y puerto Montt... “sentado frente al mar, mil besos yo le dí...”). La cupecita fue esquivando los camiones-locomotoras, las Henschell recicladas en Mack-Scania-Magyrus-GM-TeRex-Stratokaster, todos en caravanas a más de 120km/h y a la madrugada como flotilla de naves imperiales. Pero se sabe que nada puede alcanzar la velocidad warp 12 de la Serie 2. Pst.

Y amarramos la cupecita, ya entrada la mañana, ante el portón de la fábrica Liebig, es decir, la Liebig’s Extrat of Meed Co. Ltd., antes propiedad de su graciosa majestad, Prince of Wales con o sin Wallies Simpson a cuesta, y ahora sólo refugio de fantasmas y de poltergeist gringos, que a la siesta acá les llamamos simplemente la Solpa y el Viejo de la Bolsa.

¡Qué país, viejos camaradas cirprianos! La “cocina más grande del mundo” se disuelve en herrumbre y en el recuerdo más triste de los pobladores más viejos. “Acá se llegó a faenar hasta 220.000 vacunos al año, vivieron más de 3.000 obreros, de los cuales 1.000 venían diariamente de Colón, en lanchas”.

Veo entonces que desde la carnicería sale el alma de Mr. Evans, el lino blanquísimo, leyendo el último número de la National, en inglés of course, y a su lado camina ya de bastón y guantes de cabritilla mi abuelo Arturo, Grand Pére Arthús, su intérprete. La carnicería ocupa el salón que mi abuelo y otros fundaran como biblioteca, la más importante de la región, allá tiempo y hace lejos. Hoy carnicería.

La Calle Larga lleva el nombre de Evans, porque fue el último gerente de la compañía y vivió en el primero de los chalets, esas casitas onda Africa mía o como salidas del Revés de la trama, del maestro aquel que para nada se consideraba súbdito inglés. Dice un poeta que en esos chalets, los poltergeist aún saludan el cumpleaños de la reina y sus damas aún toman té helado antes de caer rendidas ante el oprobio de las siestas de enero o los brazos de los amantes clandestinos, mientras sus maridos mayordomos recorren hectáreas y hectáreas pobladas de reses que serán faeneadas mañana.

Vemos fotos: el último gobernador milico antes del proceso (en la dictadura de Lanusse), el mariscal Favre, acompañado de Mr. Carslile y el secretario general del Sindicato de la Carne, de las huestes de Vandor seguramente, inaugurando no sé qué nueva caldera y qué contrato leonino con la carne. Por supuesto, en la foto no falta la bendición de Mons. Röesh, obispo filo nazi, creador del Instituto del Fachistorado (Profesorado) Concordia con plata de nazis americanizados.

Vemos fotos: un clipper yanqui de 5 mástiles es cargado con tons de corned beef y extracto de carne. Otros más chicos esperan turno en la rada. Afuera del estuario del Río de la Plata los estará esperando el Admiral von Speer, el gemelito del Admiral Graff Spee. Las latas de carne enlatada de una fábrica cuyo nombre se lo debe a un teutón, aquel Justus von Liebig, creador del extracto de carne y el plateado de espejos astronómicos, serían mandadas a pique por un acorazado de bolsillo alemán, o dicho de otro modo: los capitales germanos que dieron inicio a “la cocina más grande del mundo” eran ahora parte de la corona británica, cuyos productos terminarán de alimento de tiburones por las naves del Reich. Mon grand pére decía, por toda puteada cuando se enojaba: “la Grrrran Bretaña”. Era su mayor insulto después de haber sido intrérprete de gringos con sombrero panamá y libras esterlinas confiadas a casa Harrod's mientras ellos no pasaban de Gatt & Chaves.

Lo demás, hay que leer la poesía, que, como dijo un amigo, no adolece de las imprecisiones de la historia. Trepamos a la Cupé y dejamos atrás el polvo de los olvidos como toda estela náutica.

Lupus Fluminis


SE VIENE EL ABANDONO... OH, OH, OH, OH...

No tiembla, no late, arde el glorioso Libertadores de América, el templo de las grandes epopeyas de los bravos, los inolvidables players de las manos en alto, del Bocha, del Chivo, del Loco, del Pato, del gran Arsenio Erico y el mago Antonio Sastre.

...Oh, oh, oh, oh… se viene el abadonoooo...! ruge la diablada divertida con el lamentable espectáculo primitivo de los negros putos de la Guardia Imperial. El Imperio se desmorona y su Guardia, claro, huye en desbandada.

Ahora los cínicos demócratas quieren ponerle fecha al retiro de las tropas de ocupación en la Mesopotamia. Son unos farsantes que pretenden eludir sus responsabilidades inexcusables en los crímenes de lesa humanidad cometidos por Arbustito y sus muchachos.

Pero no se la van a llevar de arriba, porque lo más importante que ocurre en Usamérica no es el resultado de unas elecciones de mitad de turno sino el surgimiento de una corriente de vanguardia en su clase obrera y la resistencia organizada de los inmigrantes,

Algunos, como Bob, el amigo de Yuri, advierten el peligro, y quieren abrir un diálogo con Teherán para concentrar fuerzas en casa y ordenar el batifondo. Han tomado nota de que la irracional política de Cheney-Bush ha contribuido a consolidar un eje tripartito entre China, Rusia e Irán que amenaza seriamente su supremacía.

Y es en este escenario mundial que el Bizcocho desorientado le da rienda libre a algunos de sus punteros en la Justicia para volver a encender la mecha de la bomba en la causa AMIA.

Tan astutamente como se ganaron una dura derrota en la pulseada contra Bergoglio, los pingüinos se han comprado un innecesario conflicto internacional de imprevisibles consecuencias.

Se han metido solitos en el ojo de la tormenta. El asesino de Olmert está en Washington rezándole a Arbustito que no se vaya de Irak; el embajador del Estado Sionista en nuestro país anuncia por la radio de Hadad nuevos atentados porque “con esta gente no se sabe” y los argentinos, sin comerla ni beberla, nos metemos entre las balas.

Otro que amaga con el abandono, por lo que se ve, es el Vigía de Pobladora: reclama más relato, amenaza con una interesante historia de sexo maduro, y termina contando una de cuáqueros, con adolescentes asexuados custodiados por mayores de moral intachable que bailan cuarteto y se dan besitos en la mejilla. A mí, en los baile de 15, la verga se me paraba quichicientas veces. ¿Ni un solo chupón a escondidas, ni una mísera cachufleta mojada de deseo? Esa fiesta estuvo más aburrida que un desfile de trabajadores stajanovistas en la Rusia del Pepe.

Otra cosa es su madrina, querido Arcabucero. No confundamos decencia y don de gentes con supuestos manuales del buen cojer (con jota, sí), escritos por vaya a saberse qué maestro ciruela.

La próxima vez que Don O. tenga una fiesta de esas, debería invitar a nuestro ínclito y clandestino Rufino Lafinur. Él sabrá que hacer con tantas niñas apetecibles.

O Almirante


NADA DE CURSI

Conmilitones, no hay cursilería en la bonhomía, en la misericordia, en la bondad humana, y si alguien la siente así, ése será un síntoma de nuestra ruina. La ruina moral profunda que nos ataca y la ruina ética que es pública y notoria. Así que nada de cursi Don O, nada de eso. Su informe es piadoso, que es otra cosa, piedad que se confunde con ordinario vértigo, con vulgaridad insensible.

Mi tía Elvira, que era además mi madrina, no hizo historia. Era una señora grande en el momento en que aparece en mi memoria. Andaba de delantal, esos delantales floreados que cubrían el trabajo de las mujeres del Uruguay, que sostenían y sostienen, una economía vacilante que acompañaba la psiquis también vacilante de sus compañeros. Las mujeres como mi tía Elvira en esta Banda son la retaguardia más castigada. Cuando estudié la Primera Guerra Mundial, entendí lo que era la labor penosa de las retaguardias, el lugar donde el campo de batalla es lúgubre por cotidiano, mezquino por insolidario, brutal por ausencia de metralla.

Mi tía Elvira era de esas mujeres bravías y serenas en la retaguardia en un país derruido.

Había en mi cuadra una mujer muy fea, flaca, rubia teñida, joven pero derrotada por eso que se llama modelos de belleza epocal. Un día la vi llorando sobre el delantal de mi tía. Y mi tía le decía: bueno, la belleza es cuestión de tiempo, ahora se puede ser feo y luego hermoso, así en masculino no sea cosa que ella se sintiera aludida más claramente, mientras caían sobre sus pelos teñidos, malamente teñidos, los pliegues del delantal y las manos limpias de mi tía. Una limpieza que nadie puede empardar.

Esas mismas manos curaban el mundo.

Esto también Don O puede ser cursi, pero si hay Dios, cosa que no sé, mi tía tiene que estar encargada de alguna cámara del consuelo, o de un gabinete de la piedad, de una ventana de la conmiseración. Y si no como decía el gran cirpreano Georges Brassens, que la lleve el enterrador al cielo si hay Dios.

Mi tía Elvira producía contagio, puedo asegurarlo.

Otra cosa, cuando yo era chico coger se escribía con jota. Cojer, para diferenciarlo de tomar. Cuándo se perdió esa letra, propongo que en los comunicados del CIRPR, coger vuelva a ser COJER.

Recuperemos el derecho a jotear la introducción venérea carajo.

Álvaro de Burgos.


domingo, noviembre 12, 2006

CLASES DE CUMBIA Y CUARTETO

Salud camaradas: les cuento de la fiesta de 15 a la que alude el Subc.

Gwyneth no fue. Es más, nunca estuvo invitada. Sí fue Rocío, la homenajeada, una niña de quince que se parte con una uña. Pero no es plato para un vejete como yo. Las prefiero maduritas. Un poco golpeaditas, no importa (vivir, ya se sabe, no es gratis).

Rocío llegó al hogar de niños desamparados en el que vive a los 3 años, con cuatro hermanitos. Sus padres habían muerto de HIV en el hospital Muñiz. De modo que pasó 12 años con sus nuevos “padres” y con su nueva “familia”, en una linda casa “con 10 pinos” construida al costado de las vías, en un sector de Piñeyro, muy cerca de Villa Pobladora, Avellaneda, territorio libre del Sur.

Los efectos de la nueva vida de Rocío se veían en su rostro iluminado, en su alegría imbatible. Tenía su fiesta de 15, con servicio de primera, con padres dispuestos a bailar el vals y con decenas de chicos que se la querían comer pero –como sucede por fortuna en ese hogar del que les hablo, respetaban las reglas (del buen comer, el buen hablar y el buen coger)–.

A eso de las 3, cuando se fue mi ocasional compañera (que no era Gwyneth), una chica lesbiana (esto es un dato que yo manejaba, pero no viene al caso) me sacó a bailar. Estuve moviéndome un poco, siguiendo una cumbia que hablaba de un “bombón asesino” y un “bombón masticable”, bastante pegadiza, mientras ella también se movía, fumaba, miraba el techo y parecía estar contenta. De pronto, la chica lesbiana fue a ver al DJ y le pidió “cuarteto”. A los tres minutos arrancó la Mona Giménez, sin parar. Yo seguía moviéndome, de la manera torpe que suelo hacerlo.

Fue allí que apareció ella, una niña de 15, con una manita chiquita que tomó la mía y me dijo “Así”. Me enseñó el pasito, la vuelta, el giro. No me largó hasta que no me vio bailando el cuarteto como debía ser. Antes de separarnos le dije “gracias”. “A mí también me gustó”, me dijo ella.

Ahí terminó todo, Subc, sin tirada de goma ni soplada de velón. Los 50 pibes del cumpleaños –pibes con las marcas de la calle en sus rostros, vestidos con sus mejores galas– se despidieron con una amabilidad y un respeto que ni el Kapital ni sus empleados ni sus mantenidos conocen. Un beso en la mejilla, cada uno, y eran 50.

A las 4 y media de la mañana, los vejetes terminamos de lavar y acomodar los platos y los muebles en la Casa de los Niños de Avellaneda, un gran gimnasio, apto para todo uso.

Fue una linda fiesta, la mejor que he tenido en años. Escribo este informe en un locutorio de avenida de los Corrales y Tellier, barrio de Mataderos. Vine con mi hijo Leandro a ver el museo y la exposición de elementos criollos y tradicionales. Encontré máscaras africanas, cotillón para el rito Umbanda, ropa de segunda mano, gasas de la India, tapices, sahumerios. Me fui a comer un vacío con ensalada bajo un gran retrato de Marlon Brando, en su personificación de El Padrino. Todo típico, como se ve.

La Feria de Mataderos es una muestra cabal de lo que han hecho con mi país, con mi verdadera patria, que ahora preservo en un rincón inviolable de mi memoria.

Por eso me vine al ciber, con Leandro. Ambos sabemos de qué se trata. Y lo que él no sepa, yo se lo enseñaré, para que se lo enseñe a sus hijos.

¿Resulta muy cursi todo esto? Puede ser. A veces, lo cursi abriga, como dijo el maestro Borges.

Vigía de Pobladora



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