martes, noviembre 14, 2006
LA DICTADURA DEL CORAZÓN
Conmilites, el perínclito Almirante, O Almirante, ha distinguido con la sabiduría preclara que lo caracteriza, lo que Milan Kundera llamó “la dictadura del corazón”, eso es lo cursi, yo prefiero la idea de la literatura como tensión entre lo hermético y lo evidente, o sea, todo aquello que aporte al conocimiento humano. En ese orden doy mi genealogía parcial: Jack London, Horacio Quiroga, Petronio, sólo tres prosistas para empezar y tres poetas, Eliot, Cernuda, Tonino Guerra, como para seguir, y también hay más firmas.
El olor a cocina es bello, pero puede ser engañoso, es verdad. Secretos que esconden las cocinas escribe Ferrer, Horacio Arturo, poeta menor, que sin embargo ha tejido metáforas muy hermosas: “como un viento de nidos volaban tras de mí/ aquellos pañuelitos en la estación”. ¿Se puede pintar mejor una despedida?
Me voy a ver el baño de Nati, a esta hora toma un baño de leche de río, no de burrra, hoy hace calor y prometió lindezas y bajezas en igual proporción.
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