viernes, diciembre 15, 2006

CASUALIDADES

Conmilitones, las casualidades en materia de perversiones del lenguaje nunca son tales.

Cuando se habla de salario, o sea, lo que se pagaba por la sal, o cuando se habla de renta, o sea, lo que queda de ganancia luego de vivir, simple y fácil, vivir, no se habla de lo que se debe hablar.

Por ejemplo, el dinero no compra no sólo la felicidad, como estableció la burguesía hace años, no compra nada, porque lo que compra es el tiempo, TIEMPO, así con mayúsculas. Mi TIEMPO paga y esa creación de Saturno o Cronos, según se vea, es la vida, así de simple. Pagamos con la vida: impuestos, comida, cultura, en fin, lo que se quiera.

Con ese TIEMPO, dentro de ese desaguadero, nos vamos yendo, cayendo, disolviendo, mientras ellos, los que imponen esta falsa convención social, deriva a nosotros su TIEMPO, su pasaje, y nos gasta nuestras vidas. Somos un cheque en blanco de tejidos que cobran otros y con el que pagan otros.

Se llamaba plus valía, hace años, ahora nadie dice nada, pero se llama plus valía, todavía se llama así, plus valía.

Un niño paga con TIEMPO mientras infla un globo y lo ve flotar por el aire, con majestuosa y serena belleza, y sabe que eso es contemplación, no lo sabe pero lo sabrá.

Salud y anarquía, conmilites,
Álvaro de Burgos

miércoles, diciembre 13, 2006

IMPUESTO A LA "RENTA"

Conmilites del CIRPR, acaba de perpetrarse en esta Banda el inicio del ciclo habitual del capitalismo, disfrazado de cambio, izquierda, o lo que el lector quiera colocar. Eche 20 centavos en la ranura, diría Don Raúl, si quiere ver la vida color de rosa.

El año que viene, en julio, regirá el llamado “impuesto a la renta”. Es un impuesto pero no es a la renta. Se empieza a tributar a partir de ingresos de menos de $7000 (el dólar anda por los $25). La canasta familar básica es de $15000. Se gravan los salarios y se les pasa a llamar renta, no sólo se corrompe a los seres humanos, se les corrompe por medio del lenguaje.

Se libera a las empresas públicas y privadas de aportes patronales, se mantiene la tasa del IVA en el 23%, en fin, se ajusta el presupuesto para cancelar la deuda.

De todas las perversiones de este gobierno, a mí, escritor, la modificación del lenguaje para declarar una realidad que no es, para legitimar una violación al programa político de esa locura gravitacional que es el frente amplio, me parece asqueante y el seguidismo de los votantes peor aún.

Una ofensa a la razón, bueno, eso es el capitalismo, una ofensa a la racionalidad solidaria entre los hombres.

Estaremos aquí, al pie del cañón, porque todo llega.

Salud y anarquía, conmilites.
Álvaro de Burgos

NOCHE EN TEOTIHUACÁN

Mientras ustedes se derretían en ese anticipado verano tropical que se ha desatado en el Estuario del Plata debido a la extraordinaria actividad sísmica que ha explosionado en nuestra estrella –la Nave Madre de esta escuadrilla planetaria que integra el enorme escuadrón de la Vía Láctea– tema sobre el cual los alerté hace unos días y que, lamentablemente, ha sido tomado a la chacota por cierta Sibila libidinosa que oficia su santo oficio vendiéndole cachivaches a los turistas ingleses y alemanes en una isla del Mediterráneo, yo, mis queridísimos, me cago de frío en Teotihuacán, al pie de la imponente Pirámide del Sol, esperando por el Capitán Ben.

Es que convendría tomar más en serio lo que está ocurriendo en el sistema solar –y obviamente en el sistema del cual es un subconjunto, o sea el Cosmos intergaláctico, como comprenderán– aunque más no sea porque nos pondría en guardia en cuanto a los efectos que pudiera tener sobre la conducta humana, es decir sobre nuestra conducta.

Mientras esto colijo cae la noche sobre Teotihuacán. El cielo es un tapiz indescriptible que hipnotiza y bulle de información trascendental viajando por los corredores del tiempo. Confirmo el dato que me pasó el Subc. por vía reservada acerca de la creciente brillantez de los planetas solares. He visto esta noche –muéranse de envidia– a Venus en pelotas. Y el agua marciana, que la NASA acaba de “descubrir” y que nuestros ancestros conocieron tan bien. Y he visto a Júpiter emitiendo un rayo sanador hacia su tierna Jo.

Pero lo más importante de todo lo que observé –agárrense bien– es una estrella que jamás había visto, que se comprime y expande alternativamente en ciclos plenamente perceptibles y que, en su climax expansivo, se transforma en una pantalla donde puede verse, sin exagerar, una película cuatridimensional.

Repentinamente, aparece en esa pantalla un individuo extremadamente estilizado, con un aura de una sutileza casi inmaterial, sonriente y amigable, un tipo al que uno le compraría un auto usado, digamos.

“Soy el Capitán Ben, Yuri. No puedo bajar ahora porque las milicias de Felipe el Breve me andan buscando por todo México. Los idiotas suponen que somos nosotros, los annunaki, los que estamos soliviantando a la indiada que han explotado durante siglos. No importa: la hora les está llegando y entonces lo único que podrán perseguir será su triste sombra en el Infierno. Pero, por ahora, hay que seguir tomando precauciones. Así que nos vemos en una semana en Altaí”, me dijo.

¿Altaí? –me pregunté. Tal vez ustedes jamás hayan oído hablar de ese país, pero recuerden que yo soy ruso y Altaí es una de las 21 Repúblicas que integran la Federación Rusa: un pequeño Estado de apenas 200 mil habitantes enclavado en el corazón de la Siberia Central, limítrofe con China, Mongolia y Kazajstán.

¿Qué mierda de interesante puede pasar allí? Ya no sé que pensar. Pero seguiré el rumbo que me fija la estrella porque así debe ser. ¿Ustedes qué opinan?

Yuri

lunes, diciembre 11, 2006

TODO EL PODER A LOS SOVIETS

Charly tenía razón: los dinosaurios están desapareciendo. El Pinochacal ha dejado este mundo. Que arregle sus cuentas con el recepcionista de arriba. No diré más. No pienso sumarme a la caterva de lugares comunes con las que disparan desde sus plumas los mil y un zanguangos que andan por ahí.

Como el trucho-filósofo J.P. Feinmann, que propone erigir un busto en las plazas centrales de cada pueblo para que “nadie se olvide” del criminal confeso. Si tuviéramos que recordar a todos los asesinos sanguinarios hijosdeunagranputa que la historia humana nos ha legado, las reservas mundiales de bronce no alcanzarían.

Pinocho era apenas uno más de esa lacra miserable. Pareciera, por otra parte, que su perfil es inmejorable para convertirlo en el chivo expiatorio, es decir en la ofrenda cuya inmolación redime los pecados de la clase social que lo entronizó, de sus mandantes externos, de una clase media que, como mínimo, cerró los ojos frente a sus atrocidades, de quienes fuimos paralizados por el terror que ellos impusieron.

Este asunto es el revés de la moneda del culto a la personalidad stalinista tan bien descripto hace poco por el Iluminado en su reporte habanero. Ayer nomás, una horda castrista molió a golpes a una docena de cubanos que manifestaban en el Vedado por un cambio en la isla.

“!Viva Fidel! ¡Hay que matar a todos estos contrarrevolucionarios!”, chillaban histéricas las bandas de integrantes de los CDR. La canción es la misma que entonan las viudas de Pinochet en Santiago.

Esa atroz anomalía es la que nos lleva a los cirpreanos a desconfiar automáticamente de toda idea que tienda a ser simbolizada por un individuo cualquiera, no importa de quién se trate.

Para nosotros, el más noble, sincero, valiente y desprendido de los seres humanos es una criatura sujeta a error. Por eso confiamos en los hombres y mujeres considerados como especie y de ninguna manera en Fulanito o Menganita.

De ahí que jamás seguiremos a ningún autoproclamado profeta y siempre, pero siempre-siempre, reivindicaremos la Asamblea de los Iguales, la Comuna, los gloriosos Soviets, única autoridad a la que nos subordinaremos democráticamente.

Esas Asambleas autoconvocadas que, cualquiera puede verlo, están resurgiendo como hongos en todo el planeta en los albores del siglo XXI. Como hace 150 años, podemos decir con toda seguridad que un “fantasma recorre el mundo”.

Mañana, ese fantasma se corporizará en Plaza de Mayo con la manifestación de las asambleas ambientalistas de Gualeguaychú, Colón, Concordia, Esquel, la Boca, las barriadas de la cuenca del Riachuelo, los pueblos amenazados por las depredadoras mineras transnacionales. Nosotros, por supuesto estaremos allí.

Y no nos detendremos hasta que se arme la partuza de merengue y chupa chus de fresa que profetiza la añorada Pitonisa. Hasta tanto: Revolución Socialista para todo el mundo y ofrendas a nuestro padre Onán.

O Almirante


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