viernes, diciembre 15, 2006

CASUALIDADES

Conmilitones, las casualidades en materia de perversiones del lenguaje nunca son tales.

Cuando se habla de salario, o sea, lo que se pagaba por la sal, o cuando se habla de renta, o sea, lo que queda de ganancia luego de vivir, simple y fácil, vivir, no se habla de lo que se debe hablar.

Por ejemplo, el dinero no compra no sólo la felicidad, como estableció la burguesía hace años, no compra nada, porque lo que compra es el tiempo, TIEMPO, así con mayúsculas. Mi TIEMPO paga y esa creación de Saturno o Cronos, según se vea, es la vida, así de simple. Pagamos con la vida: impuestos, comida, cultura, en fin, lo que se quiera.

Con ese TIEMPO, dentro de ese desaguadero, nos vamos yendo, cayendo, disolviendo, mientras ellos, los que imponen esta falsa convención social, deriva a nosotros su TIEMPO, su pasaje, y nos gasta nuestras vidas. Somos un cheque en blanco de tejidos que cobran otros y con el que pagan otros.

Se llamaba plus valía, hace años, ahora nadie dice nada, pero se llama plus valía, todavía se llama así, plus valía.

Un niño paga con TIEMPO mientras infla un globo y lo ve flotar por el aire, con majestuosa y serena belleza, y sabe que eso es contemplación, no lo sabe pero lo sabrá.

Salud y anarquía, conmilites,
Álvaro de Burgos

Comentarios:
La plusvalía es precisamente la parte del tiempo que el capitalista se apropia para sí y no paga. Cómo se calcula esto? Te acordás? El tiempo socialmente necesario es la medida. Lo demás es engordar vacas ajenas...
 
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