viernes, noviembre 03, 2006

CHURROS RELLENOS

Miren que le dije al Subc.: Jefe, no rompa los cojones con la Cumbre de Montevideo. Es otro gato con relaciones que bailan los papanatas que gobiernan Hispanoamérica. Puro protocolo sin sustancia. Además, en la muy fiel y reconquistadora lo tenemos al Caronte. Yo estoy muy ocupado con mis investigaciones sobre la vida extraterrestre.

Pero no hubo caso. Lo primero es lo primero, me dijo. Deje la cuestión galáctica en manos de Yuri y nuestro observatorio espacial. ¿Para qué mierda tenemos especialistas?

Bueno –contraataqué– pero al menos no desperdiciemos energía. Podría ir con mis naves hasta el zócalo de Oaxaca. Los cuates necesitan refuerzos para enfrentar a los milicos. En todo caso a Londres, para terminar de una vez con el ping-pong entre los Lores y los Comunes y proteger a Solo y a Babar. O acaso a Puerto Pollenza, para adiestrar a la Pitonisa que muy pronto viaja hacia Cachemira para encontrar las pistas del crucificado.

Nada, Almirante. Yo me voy el fin de semana a una cabaña en el sur en misión ultrasecreta y usted le va a dar una mano al Arcabucero, me contestó tajante.

Órdenes son órdenes, así que crucé el charco e intenté conectarme con la garrapiñera de mirada extraviada. Pero acaso el Caronte malvinero, por razones de seguridad, hubiera cambiado de camuflaje. Sospeché de un vendedor de ballenitas, porque únicamente él podría ser tan anacrónico, pero no era. Tampoco esa jocunda movilera que agitaba sus tetas portentosas ante los dignatarios visitantes.

De modo que me corté solo, con la astuta coartada de expendedor de churros rellenos de dulce de leche. El Rey Juan Carlos, que es un goloso, se me vino al humo. Me negué a venderle. Le dije que él, Zapatero y todos esos putos ibéricos se podían ir bien al carajo. Que le vayan a pedir visa a la madre que los parió.

A Le Petit, menos. Si querés comer churros pedile a los finlandeses, lo desafié. Y a la Michele le ofrecí uno más rico que tengo abajo. Si seguía así, el negocio no iría a ninguna parte.

Como ven, un viajecito al divino pedo, como le había dicho al perínclito. Si al menos lo hubiera encontrado al Arcabucero, me habría trenzado en una discusión interesante. ¿Qué es eso de que nosotros, los que nacimos de este lado del Plata, no sabemos qué es un primus?

Lo único que les falta a estos orientales presuntuosos es decir que el Negro Cele también era yorugua. ¿Acaso nunca escuchó, querido mío, aquello de “en el primus no bulle la pava, que a la barra contenta reunía”.

O Almirante

SI ESTÁ EL DANCER, ESTÁ AMBIA

Salú la barra: Veo que han decidido despertar a F. una de nuestras células dormidas en la isla caribeña. Les aviso que una vez que F. se activa, es difícil detenerlo.

Una de las primeras cosas que hará, seguro, será contactar al Ambia, un morocho gigante, veterano de Angola y sobreviviente de las distintas campañas de alfabetización que hubo en la isla.

El Ambia es tan vago que se dedica a la poesía oral, un canto que improvisa al estilo de los payadores rioplatenses, sólo que con entonación caribeña. Él no aprendió a escribir para que no lo obligaran a entregar poemas (que es como entregar hijos) al nefasto realismo socialista.

En los '80, un grupo de amigos dijo que no era posible que la poesía del Ambia se perdiera en noches de ron y de rumba, y que se la llevara el viento (fenómeno climático sin ideología, es decir, absolutamente burgués). Entonces, sin que el Ambia supiera, tomaron apuntes taquigráficos de sus poemas y los editaron en la plaqueta "Jacinta, ceiba frondosa", que tengo en mi poder.

Luego, con un "libro" editado, presentaron al Ambia a la UNEAC y a la Casa de las Américas, haciéndole poner los pelos de punta a Roberto Fernández Retamar.

"¡Cómo va a ser miembro de la UNEAC un analfabeto", se escandalizó RFR.
Ahí tuvo que intervenir el viejito Nicolás Guillén, que a pesar del Parkinson y del Alzheimer sabía –porque era un poeta de verdad– que el tema no es escribir o no escribir, sino hacer poesía.

Además, Guillén le tiró a RFR que acaso él, un blanco, estaba discriminando al Ambia por ser negro. Con eso lo mató.

Fue así que el Ambia ingresó a la UNEAC con dos condecoraciones: la de haber aniquilado él solo a un batallón de mercenarios de UNITA en Angola, y la de haber sobrevivido sin mella a las campañas de alfabetización de la era socialista.

Jacinta, una negra gorda, tetona y culona –parecida a la Mulatona que dibuja Caloi–, lo quiere al Ambia como es. Ella sola se inscribió en un plan de autoconstrucción de vivienda (el Estado pone los ladrillos y materiales, el beneficiario pone su propia mano de obra), y sueña con tener su casita cerca de Cojimar, para vivir los últimos años con el Ambia.

Claro que al Ambia, si lo hacés laburar, sos Mandrake, de modo que Jacinta, todos los domingos por la tarde, en su día de descanso, se pone las pilchas de albañil y va a levantar paredes en su futura casita en Cojimar, mientras el marido se queda tumbado a la sombra de una higuera, pensando nuevos poemas.

Si ustedes lo llamaron a F., el Dancer, les aviso que F. viene con el Ambia. Son culo y calzón. Andan siempre juntos. F. baila y te distrae, te cuenta alguna huevada de tiempos pre-post-revolucionarios. El Ambia, más concreto, se acerca y te dice al oído: "¿A quién matamos hoy?".

¡Vaya pareja de combatientes que ha dado la revolución!

Cuando me preguntan dónde está el Hombre Nuevo, yo respondo sin hesitar: ¡Miren a F.! ¡Miren al Ambia!

Desde Avellaneda, territorio libre de industrias (gracias a Menem y a Kirchner), los saludo atentamente.

Vigía de Pobladora




GARRAPIÑADAS DE ALMENDRA

Perínclitos cirpreanos, estoy de incógnito en la cumbre. Me he disfrazado de vendedor de garrapiñada, en rigor de vendedora: tengo una mesita, un primus (como ustedes son de la otra Banda les digo que es un calentador a queroseno) y luzco unos bucles rubios a lo Mary Pickford.

Paso inadvertido o a lo mejor demasiado, por lo que nadie me da bola y puedo acercarme a los invitados sin levantar sospechas.

Hoy estuve cerca de Kofi Annan, como ya no le da bola nadie tiene por custodia dos milicos y un perro policía. Kofi, Kofi, le dije, el grone me miró y me dijo: Thanks, I had got breakfast, o algo así, el grone no caza cuál es la homonimia que lo arruina, bueno, creo que no caza nada.

Me apronté para Lulinha pero missing, no viene. The same with Alan, que me enteré que ahora tiene que andar pagando pensiones alimenticias.

No pierdo las esperanzas, a las cinco llega Néstor, no el ayo de Aquiles, el señor K, no sé si hacerle una zancadilla o dejarlo que se la haga solo contra alguna saliente de un edificio o de una camioneta.

Bueno, vuelvo a mi puesto porque me están pidiendo una garrapiñada de almendra que me queda muy bien, así que si no atento con éxito hago finanzas para el CIRPR.

Me escondo y vuelvo más tarde.

Álvaro de Burgos o Soledad la de Barracas, la garrapiñadera.

miércoles, noviembre 01, 2006

DANCER YA ESTÁ EN LA ISLA


Déjenme hablarles un poco del “Dancer”. Como su nombre lo indica, es bailarín. Instructor de tango, guaracha y mambo en el Club Julio Antonio Mella de La Habana. Engancha gringas viejas que van a la isla a cumplir la fantasía de comprar dos metros de encaje negro, etcétera, etcétera.


El Dancer las baila todas, se las coge y después les baja su historia de self-made-man revolucionario.


Les dirá que cuando Cuba era un garito, supo ver a su madre encerrada en el baño con tres marineros, para conseguir el magro billete con que alimentar a sus criaturas.


Les dirá que formó parte del Directorio Revolucionario, en la lucha contra Batista, y que aprendió a hacer molotovs y a quemar una guagua llena de policías. Sí, llena de policías.


Que cuando terminó todo lo llamó el Comandante y le dijo “¿Qué tú sabes hacer, chico?”


Y él le contestó, muy suelto de cuerpo: “Yo vi todas las películas de Carlos Gardel”.


“¡A la Academia de Arte!” le dijo entonces el Comandante.


Y así F. se convirtió en Dancer, el mejor bailarín de Cuba, la última viuda no reconocida del Zorzal Criollo.


Diez años después, comisionado por la revista Bohemia, Dancer viajó a Buenos Aires con el pretexto de llevar una flor a la tumba del Zorzal.


La verdad era muy otra: el Departamento América tenía que ajusticiar a un traidor que le estaba pasando información a las agencias del Imperio, desde una base en el Ital Park.


F. hizo lo suyo: le dejó un clavel rojo en la solapa al bronce que ríe.


Esa misma tarde, en la sexta de La Razón, salió la noticia de un extraño accidente en El Látigo (el juego más peligroso del Ital Park) y se reportó la desaparición de un enano.


Tengo entendido que fue el Vigía quien primero hizo contacto con F. Le mostró fotos del enano ahogado y le dijo que el CIRPR estaba al tanto de su misión, que por eso no lo habíamos molestado.


F. se cagó todo, porque sólo una persona, además de él, sabía de la misión.

A partir de allí, se convirtió en doble agente. Trabaja para el Departamento América –viaja cotidianamente a Buenos Aires, a Montevideo, a Río– y también como agente de recontraespionaje para el CIRPR.


Ahora Dancer está en la isla, esperando instrucciones nuestras. Por lo de Gtmo, digo.


Tengan cuidado cuando reciban sus despachos. Sólo después de una tercera lectura entre líneas, podrá descifrarse el mensaje, y siempre con un 35% de posibilidad de acierto.


Es todo desde esta puta ciudad de Londres.


El Iluminado

martes, octubre 31, 2006

EL ALMIRANTE Y EL "COSMISMO"

El enternecedor asombro que despertaron en el Almirante las revelaciones de Solo y las tesis de Crick me ha confirmado, una vez más, que los duros avatares de la cotidiana lucha sin cuartel contra el Kapìtal no le deja a nuestros héroes el tiempo necesario para ponerse al día con la vanguardia de la investigación científica.

Quisiera que no tomen esto como una manifestación de chauvinismo eslavo, pero estoy obligado a señalar que las ideas que Crick desarrolla en su libro La vida por sí misma no son originales. Diez años antes, en 1971, en el Congreso Internacional de Byurakan, el por entonces director del Instituto de investigaciones radiofísicas de Gorki, Vsevolod Troitsky, presentó una ponencia en la que expuso la teoría de la “siembra” de la tierra por parte de una civilización galáctica superior.

Las investigaciones de Troitsky (vaya nombrecito que se ligó el quía), tampoco le cayeron del cielo, sino que se basaron en una larga tradición del pensamiento ruso que tomó forma en el llamado “cosmismo”, una rama del bolchevismo que logró sobrevivir, al menos, hasta que la corrupta burocracia stalinista acabó con la URSS.

Tal vez el Almirante (y más de uno), deberían también leer el libro Sputnik: UFO´s a través de los ojos de los cosmonautas. En especial, el testimonio de Yevegni Khrunov, piloto de la nave Soyuz 5 en 1969.

O tener en cuenta la siguiente reflexión del Mayor General Pavel Popovich, héroe soviético, presidente de la Unión de Asociaciones de Ufología de la Unión de Estados Independientes:

“Hoy puedo declarar con alto grado de confianza que las observaciones de manifestaciones de los UFOS nos confirman el cuadro moderno del mundo. La evidencia histórica del fenómeno… nos permite suponer eso. Desde entonces la humanidad ha sido coexistente con esta sustancia extraordinaria que ha manifestado un nivel alto de inteligencia y tecnología. La presentación de una letra de UFO se ha vuelto el componente constante de actividad humana y han requerido un estudio global serio… El estudio global del UFO debe tener lugar en medio de otras ciencias que tratan con el hombre y el mundo.” (“Procedimientos del Simposio” 1992).

Obviamente, tanto Washington como Moscú y todos los poderosos del mundo preservan toda información al respecto bajo rigurosísima clasificación.

La razón de esa conducta, mis queridos, es bien simple y entendible: la divulgación de las nuevas tecnologías descubiertas con el estudio secreto de los Ovnis permitiría el acceso universal y prácticamente gratuito a fabulosas fuentes de energía no convencionales que pondrían en jaque mate a las potencias que controlan hoy día la producción y el comercio de los combustibles fósiles.

Todavía les queda un poco de changüí, como decía mi abuela, pero los tiempos del oprobio, la injusticia y la ignorancia, se terminan. Porque ya vienen nuestros padres fundadores, aquellos que nos sembraron hace cientos de siglos, a proporcionarnos la información que precisamos para dar el salto evolutivo más importante de la historia.

Que el Almirante siga investigando. Que el Vigía busque textos ad hoc en sus incursiones por las mesas de saldo. Que el Caronte componga algunas décimas. Que el Selenita afine la bordona. Que la Sybila consulte los oráculos. Que el Subc. conduzca con su genio guerrero. Cada uno en su puesto de combate. Estamos a las puertas.

Yuri


lunes, octubre 30, 2006

SOMOS TODOS EXTRATERRESTRES

Tarde de domingo en Hyde Park. Un otoño inusualmente apacible invita a miles de londinenses a disfrutar del aire libre, distenderse placenteramente y olvidarse por un rato de los desaguisados que el bueno de Tony, marioneta mayor de Arbustito, está llevando a cabo en Irak y Afganistán.

Algún que otro bobby se hace el dolobu y finge no advertir el aroma inconfundible de grass de la buena que viene desde un grupo de jóvenes que cantan reggae reunidos en ronda. Dan ganas de sumarse a la fiesta, pero estoy aquí con una misión específica.

En el amarradero de los botes del lago Serpentine me encuentro con él. Me reconoció, claro, por mi gorra de Almirante. Con una seña casi imperceptible me invitó acompañarlo en un paseo acuático. Apenas si cambiamos algunas frases de ocasión hasta que nos distanciamos lo suficiente de cualquier curioso.

Las cuestiones que teníamos que tratar no eran moco de pavo y Solo, como comprenderán, ya ha superado la ingenuidad que lo llevó a ser descubierto y apresado por los esbirros imperiales.

–¿Cómo está el Iluminado? ¿Encontraron a Babar? Hicieron un buen trabajo en los Comunes, pero el asunto ahora vuelve a los Lores... –me dijo.

Le contesté que todo marchaba según lo planeado, pero que el objetivo de este encuentro era tratar otros interrogantes. Me miró con cierta desconfianza, comprensible en un tierno muchacho escocés sobre quien pende la amenaza de una larga temporada en Guantánamo por el delito de querer saber más de la cuenta.

–No te preocupes, Gary, está todo ok. El punto es que el CIRPR está interesado en conocer lo que encontraste en tus “visitas” a los archivos secretos de la NASA –intenté tranquilizarlo.

–Nada espectacular –me contestó–. Unas cuantas fotografías de objetos que bien podrían ser UFO´s, similares a otras muchas que ya han sido publicadas en cientos de publicaciones.

–¿Por qué tanto bochinche, entonces? –insistí.

–No lo sé. Me gustaría saberlo. De lo que estoy seguro es de que en todo esto hay una verdad que alguien no quiere que se divulgue –afirmó Solo con convicción.

–¿Y cuál sería esa verdad secreta? –inquirí.

–Que los seres humanos somos extraterrestres –sostuvo.

Me quedé sin palabras. No pude evitar preguntarme si nuestro amigo se había pasado de rosca con el cannabis o si la persecución de los perros de la brigada antiterrorista había conseguido deschavetarlo de manera irreversible.

Gary, sospechando lo que yo estaba pensando, me preguntó si había leído a Francis H. C. Crick.

-Bueno, sé que el tipo es el descubridor del ADN, pero la verdad es que la bioquímica no es mi fuerte –confesé.

Solo me invitó a que leyera su libro Life itself de 1981. Una vez que lo hiciera, seguiríamos conversando.

Hoy temprano conseguí un ejemplar del libro de Crick. Allí pude leer lo siguiente:

“Cuando el Sistema Solar estaba empezando a configurarse, en alguna parte de la galaxia existía una civilización que debía hallarse en el grado de progreso en que nosotros nos encontramos ahora, aproximadamente. Esos seres, bastante parecidos a nosotros, indudablemente, comenzaban a trabajar con la vida."

"Un James Watson y un Crick extraterrestres habían descubierto la estructura del ADN. Otros, explotando sus trabajos, habían empezado a crear microorganismos, del mismo modo que nosotros, hoy, 'sintetizamos' las primeras bacterias en probetas".

“Descubrieron nuestro mundo en formación. Entonces se embarcaron en una experiencia que hoy nos parece imposible, pero que, dentro de unas decenas de años, estaremos nosotros mismos en condiciones de emprender: crear la vida inteligente. No exactamente igual que el Dios de la Biblia, que bajó a la Tierra a fin de modelar un poco de barro para formar a Adán, pero casi. Ellos hicieron que, en ese barro original, se pudiera sembrar una bacteria (u otro microorganismo), programado de tal forma que, al cabo de varias decenas de miles de años, desembocara en nosotros”.

“Esos seres sembraron la Tierra igual que nosotros sembraremos quizá mañana un mundo lejano, todas cuyas probabilidades de llevar a la vida a su término más elevado, la inteligencia, estarán determinadas de antemano por nosotros.”

¡...A la mierda...!, me dije, y le mandé un mensaje urgente a nuestro chico escocés para volver a encontrarnos.

O Almirante


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