viernes, enero 05, 2007

¡SALUD, COMPAÑEROS! ¡Por un furibundo 2007!

Es un placer reencontrar, luego de nuestros upgrades teóricos galáctico-revolucionarios, a los camaradas Don O. y O Almirante, ambos con la cimitarra entre los dientes para saltar sobre la fortaleza mcimperialista. Y ambos con sabrosas novedades también. (Perdonarán los Comandos Internacionales, pero éste será un informe con Tres gardenias de fondo musical.) Don O. se nos ha, ¡nada menos!, enamorado. ¡Albricias por las galas del amor! Bravo Don O. ¡Aniquile los recuerdos tristes y renazca para siempre! Seguro que A. será toda una “bolchevique enamorada”. He allí, de paso cañazo, la explicación de los 51º en Bahía Blanca: estaba Don O.

O Almirante es un caso aparte: él no está enamorado, él vive enamorado. Si bien es complejo (en reunión de Comité Central Proletario él mismo lo reconoció) de seguir en su discurso galáctico-poético-científico; se nota que está llegando a honduras de profunda significación simbólica para la reunificación astral de los cuerpos de los pueblos, y lograr así la Revolución Anhelada, el Socialismo en el Globo Terráqueo (SGT). ¡Han sido fundamentales los estudios de O Almirante para superar esta primera etapa de buceo psicológico para lograr una buena revolución! ¡Bravo O Almirante! Si quiere bañarse en champagne con esas dos negras que lo escoltan por la Baixada Fluminense, hágalo; Rufino paga.

Es indudable, a esta altura de los acontecimientos, que las reuniones entre el Capitán Ben y Yuri acarrearán cambios notables en nuestras tácticas revolucionarias.

(¿Escucharon cómo chirría ese “acarrearán”? Es a propósito.) Sin dudas, nuestro lenguaje deberá verse ineludiblemente afectado por los nuevos componentes psicobolches que nos van penetrando en el cerebro. Con la luz del Cielo Marxista –al cual Ya hemos tomado por asalto–, alumbraremos primero nuestra ruta, y detrás de nosotros la de millones de gaznápiros por los que a veces dudamos si vale la pena luchar.

Así es el CIRPR. Una constante mutación. Lapso de relámpagos silenciosos seguido de truenos de sabiduría marxista-leninista. O la que los compañeros quieran, siempre que luchamos por el poder para el proletariado (es decir nosotros) y luchamos contra el imperialismo capitalista (aclaro, por si hay otro).

Las dulces peras naufragarán en el abismo.

“Luz, luz, más luz”, creo que fueron las últimas palabras de Goethe. Ésa es una de las consignas capitales del CIRPR.

¡Vivan la I, la II, la III y la IV Internacional! ¡Viva el Comunismo! ¡Viva la lucha del pueblo de Gualeguaychú! ¡Abajo los blogs de Derecha vestidos de escépticos del “progresismo”! ¡Abajo los escépticos que se creen más allá de la realidad de la lucha de clases! ¡Abajo los que se “lamentan” por el socialismo y nunca fueron socialistas!

El CIRPR, inoculado de por vida con el virus del marxismo-engelsismo, no pisa vuestras mismas arenas. Nosotros estamos en las playas de Santa Marta colombiana, con tres trolas sobándonos las bolas, tomando algo como un mojito helado y jalando 98%, mientras ustedes están pelotudeando con sus computadoritas haciéndose los Bob Woodwards de la Nada.

¡Vivan la yerba mate y el mate! ¡Vivan Boca y Peñarol! ¡Nacional, Wanderers y River Plate! ¡Y el Rojo de Avellaneda y el Danubio Azul! ¡Viva la hermandad indestructible entre argentinos y uruguayos, jodida ahora por estos políticos de mierda! ¡Que se vayan todos y que vengamos nosotros!

¡Chau, giles! Esta noche salimos de recorrida con el Vigía de Pobladora –es decir, Don O.– y con O Almirante, y vamos a reventar a cuanto facho se nos cruce en el camino, incluyendo a los blogeros que escriben pedorradas. Después iremos a un cabarute bien de putas donde se suele escuchar a Angelito Vargas y a Zitarrosa. ¡Fuck you!

Subc. V.
(en las tripas del monstruo)


EL CÓDIGO DE SIRIO

Saudade de você, lunático violero en el exilio, mientras disfruto a Chico presentando “Carioca” en una mesa del Canecao a 400 reales la butaca. Es una invitación, naturalmente. Media docena de meninas helpianas, anoticiadas de mi furtivo paso por la cidade maravilhosa, decidieron homenajearme y organizaron un espectacular show de bienvenida que incluyó, entre otros excesos dignos de recordar, esta fiesta de los sentidos.

Llegué para reveillón y me llevé la sorpresa de ver Copacabana casi desierta, con apenas unos cuantos fundamentalistas tomando cervejinha a destajo y pagodeando en los quioscos de la onda encantada: las autoridades habían mudado el centro de los festejos y fuegos de artificio a la elegante Ipanema donde montaron un show “internacional”, como cabe a estos tristes tiempos.

Claro: Ipanema es una plaza mucho más defendible que Copa. Hasta allí no llegan las oleadas de los suburbios por el metro y es casi imposible que bajen las brigadas del Comando Vermelho a organizar sus furiosos malones. Esas fiestitas quedan reservadas para los alrededores de la bajada fluminense y otras zonas dejadas de la mano de Dios y de los hombres.

Un problema sin solución, como bien analiza el ínclito lector del Dante que dirige al P.C.C. Sin embargo, el inefable Lulinha cree haberla descubierto y se dispone a militarizar a fondo la tierra de Noel. Sería divertido sino fuera trágico. La jugada del “presidente operario” es tan inteligente como la de Arbustito de reforzar la intervención armada en la Mesopotamia y, sin temor a equivocarme, le pronostico igual destino de pantano y destrucción.

Aunque esta clase de explotadores consiga remedar a los buenos muchachos del Norte y, así como ellos ordenaron colgar al carnicero de Bagdad, ajusticien en plaza pública a Marcola, Fernandinho BeiraMar y otros chicos malos, el monstruo que han creado terminará por devorarlos.

Pero no nos pongamos densos, que ya suficiente tenemos con las cosas que ocurren. Gracias a Dios sigue habiendo buenas noticias, como la renovada historia de amor del bardo de Pobladora, al que nos imaginamos chichoneando con el Caronte en el Mercado del Puerto entre ríos de medio y medio pergeñando nuevas vueltas de tuerca a la trama infinita de La Eterna.

A propósito: entiendo que cabe una pequeña explicación a los fieles seguidores de esta saga a ambos márgenes de las Grandes Aguas. Los comandos cirpreanos no hemos estado de vacaciones en los últimos días ni hemos sucumbido ante los efluvios narcotizantes de las fiestas findeañeras. Ocurre que somos humanos y, como toda la especie, hemos sido afectados por un fortísimo cataclismo energético que se produjo en las últimas semanas del 2006 y recién comenzó a estabilizarse en la nochecita del primero de enero, cuando una tormentita benéfica logró disipar esa canícula horrorosa con Bahía Blanca a 51 grados, por ejemplo.

Ese fenómeno cósmico fue correctamente advertido con antelación por el bueno de Yuri con sucesivos alertas. El rusito tiene la posta, al parecer. Creo que habría que darle más bola a sus anuncios.

Ayer me escribió desde Altaí, donde permacece entrevistando al Capitán Ben. Cuenta que no para de asombrarse con la información que le proporciona nuestro amigo y que ya podría escribir un libro más revelador que el Sagrado Corán, una nueva guía hacia la Ciudad Celeste, el camino de retorno a la Edad Dorada.

A modo de anticipo, Yuri señala que ha sido descubierto el código de Sirio.

"Tú sabes que Sirio es una doble estrella del universo. Cada galaxia está conectada a esta estrella por el orden que la ha creado, en su propia estructura", me escribe que le dijo Ben.

"El período de rotación del pequeño Sirio B alrededor del gran Sirio A, es de 52 años mundiales. Durante el tiempo del Orden Jerárquico, desde que las Corrientes Cósmicas directas cayeron sobre la órbita de tu planeta, el Despertar Cósmico correspondió, en su mayoría, alrededor de estas edades [ciclos de 52 años]…”, le explicó.

"La Misión de Sirio es responsable no sólo de la supervisión de vuestra Galaxia de la Vía Láctea... la Misión de Sirio es responsable de reunir los sistemas solares, dentro de sí mismos, como una necesidad del Campo Unificado...”, agregó.

El orden del Universo, dice Yuri que dice el annunaki, es una progresión numérica, un fractal de números sagrados.

Una de dos: o el rusito descubrió la pólvora o el vodka y las amapolas de Altaí le volaron la chaveta.

O Almirante


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