viernes, enero 05, 2007

EL CÓDIGO DE SIRIO

Saudade de você, lunático violero en el exilio, mientras disfruto a Chico presentando “Carioca” en una mesa del Canecao a 400 reales la butaca. Es una invitación, naturalmente. Media docena de meninas helpianas, anoticiadas de mi furtivo paso por la cidade maravilhosa, decidieron homenajearme y organizaron un espectacular show de bienvenida que incluyó, entre otros excesos dignos de recordar, esta fiesta de los sentidos.

Llegué para reveillón y me llevé la sorpresa de ver Copacabana casi desierta, con apenas unos cuantos fundamentalistas tomando cervejinha a destajo y pagodeando en los quioscos de la onda encantada: las autoridades habían mudado el centro de los festejos y fuegos de artificio a la elegante Ipanema donde montaron un show “internacional”, como cabe a estos tristes tiempos.

Claro: Ipanema es una plaza mucho más defendible que Copa. Hasta allí no llegan las oleadas de los suburbios por el metro y es casi imposible que bajen las brigadas del Comando Vermelho a organizar sus furiosos malones. Esas fiestitas quedan reservadas para los alrededores de la bajada fluminense y otras zonas dejadas de la mano de Dios y de los hombres.

Un problema sin solución, como bien analiza el ínclito lector del Dante que dirige al P.C.C. Sin embargo, el inefable Lulinha cree haberla descubierto y se dispone a militarizar a fondo la tierra de Noel. Sería divertido sino fuera trágico. La jugada del “presidente operario” es tan inteligente como la de Arbustito de reforzar la intervención armada en la Mesopotamia y, sin temor a equivocarme, le pronostico igual destino de pantano y destrucción.

Aunque esta clase de explotadores consiga remedar a los buenos muchachos del Norte y, así como ellos ordenaron colgar al carnicero de Bagdad, ajusticien en plaza pública a Marcola, Fernandinho BeiraMar y otros chicos malos, el monstruo que han creado terminará por devorarlos.

Pero no nos pongamos densos, que ya suficiente tenemos con las cosas que ocurren. Gracias a Dios sigue habiendo buenas noticias, como la renovada historia de amor del bardo de Pobladora, al que nos imaginamos chichoneando con el Caronte en el Mercado del Puerto entre ríos de medio y medio pergeñando nuevas vueltas de tuerca a la trama infinita de La Eterna.

A propósito: entiendo que cabe una pequeña explicación a los fieles seguidores de esta saga a ambos márgenes de las Grandes Aguas. Los comandos cirpreanos no hemos estado de vacaciones en los últimos días ni hemos sucumbido ante los efluvios narcotizantes de las fiestas findeañeras. Ocurre que somos humanos y, como toda la especie, hemos sido afectados por un fortísimo cataclismo energético que se produjo en las últimas semanas del 2006 y recién comenzó a estabilizarse en la nochecita del primero de enero, cuando una tormentita benéfica logró disipar esa canícula horrorosa con Bahía Blanca a 51 grados, por ejemplo.

Ese fenómeno cósmico fue correctamente advertido con antelación por el bueno de Yuri con sucesivos alertas. El rusito tiene la posta, al parecer. Creo que habría que darle más bola a sus anuncios.

Ayer me escribió desde Altaí, donde permacece entrevistando al Capitán Ben. Cuenta que no para de asombrarse con la información que le proporciona nuestro amigo y que ya podría escribir un libro más revelador que el Sagrado Corán, una nueva guía hacia la Ciudad Celeste, el camino de retorno a la Edad Dorada.

A modo de anticipo, Yuri señala que ha sido descubierto el código de Sirio.

"Tú sabes que Sirio es una doble estrella del universo. Cada galaxia está conectada a esta estrella por el orden que la ha creado, en su propia estructura", me escribe que le dijo Ben.

"El período de rotación del pequeño Sirio B alrededor del gran Sirio A, es de 52 años mundiales. Durante el tiempo del Orden Jerárquico, desde que las Corrientes Cósmicas directas cayeron sobre la órbita de tu planeta, el Despertar Cósmico correspondió, en su mayoría, alrededor de estas edades [ciclos de 52 años]…”, le explicó.

"La Misión de Sirio es responsable no sólo de la supervisión de vuestra Galaxia de la Vía Láctea... la Misión de Sirio es responsable de reunir los sistemas solares, dentro de sí mismos, como una necesidad del Campo Unificado...”, agregó.

El orden del Universo, dice Yuri que dice el annunaki, es una progresión numérica, un fractal de números sagrados.

Una de dos: o el rusito descubrió la pólvora o el vodka y las amapolas de Altaí le volaron la chaveta.

O Almirante


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