martes, noviembre 14, 2006

RUFINO LAFINUR

Este conchudo Almirante ya tuvo que nombrarme. Sí, varios post atrás (porque ustedes, cirpreanos, sí que le están dando a las teclitas, ¿eh?, suerte que pusieron 15 informes para ver en pantalla que si no, no los iba a leer ni el “Aguilucho” Gálvez), sí, le espetó al Vigía: “La próxima vez que Don O. tenga una fiesta de ésas, debería invitar a nuestro ínclito y clandestino Rufino Lafinur. Él sabrá que hacer con tantas niñas apetecibles”.

Bien, me la banco porque soy macho, pero han cometido un gran error.

Escuchemé Vigía de Pobladora: usted que la va de angelito, ¿sabe cómo se mantiene el CIRPR? ¿O piensa que están todos rentados por dios? ¡Prostitución y drogas, querido mío! El ariete económico del capitalismo puesto en su contra. Es cierto que saco mi buena tajada (sobre todo en carne fresquita), pero también debe reconocerme que a ustedes no les falta nada. Tienen sus boludas computadoritas y desde allí dirigen no sé qué mierda –porque no me interesa saberlo; mejor dicho: prefiero no saberlo–.

Usted, Vigía –y aquí venía la advertencia del puto Almirante–, ¿anduvo rodeado por decenas de quinceañeras y no fue capaz de tirar ni un poquito el zarpazo? Vea que es nabo usted. Hoy en día son madres a los 12, a los 13; a los 11 perdieron el virgo. Hasta los pibes chupan pijas en Constitución por monedas. Sé que sonará cruel para sus oídos, pero remember Chernobyl. ¿Acaso usted no es amiguito de una rusa que frecuenta Chernobyl? Eso es crueldad, no la pederastía, tan extendida hoy, por suerte, en la ex Unión Soviética, actual coto de ladrones mafiosos ex-dirigentes del Partido Comunista de la URSS, el famoso PCUS. En este momento misiles surcan algún cielo y no caen en Pobladora por pura casualidad. Eso es cruel, no la bona vita. Nosotros vivimos de joda en joda, y el cincuenta por ciento de lo que dejan esos viejos chotos pero simpáticos va a parar a las arcas del CIRPR. ¿Por qué? Porque me chupa un huevo. Porque me cagó con el corralito el banco donde tres días antes deposité los millones de la venta de todas las propiedades de mi familia. Cuando llegué el gerente me ofreció a su secretaria, que me la cogiera ahí mismo mientras él hacía contar los veintitrés millones de dólares que llevé en trece valijas. Y me garcaron. Después me indexó el Banco Hipotecario, y al carajo con lo poco que me quedaba. Me quedé en Pampa y la vía.

Así que papito, traeme a un par de esas nenas que te juro se van a divertir infinitamente más que en ese cumpleaños a lo Novicia Rebelde.

No puedo seguir escribiendo porque yo sí laburo: acaban de llegar delegaciones extranjeras para un encuentro por la Paz Mundial. Me encargaron 14 pibas menores de quince, cinco pibes de 18 bien dotados, y medio kilo del producto de Merck. Es una delegación grande: son quince.

¡Almirante botón, a vos te va a pasar lo que le pasó a Vandor!

Rufino Lafinur, rufián


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