lunes, noviembre 13, 2006

NADA DE CURSI

Conmilitones, no hay cursilería en la bonhomía, en la misericordia, en la bondad humana, y si alguien la siente así, ése será un síntoma de nuestra ruina. La ruina moral profunda que nos ataca y la ruina ética que es pública y notoria. Así que nada de cursi Don O, nada de eso. Su informe es piadoso, que es otra cosa, piedad que se confunde con ordinario vértigo, con vulgaridad insensible.

Mi tía Elvira, que era además mi madrina, no hizo historia. Era una señora grande en el momento en que aparece en mi memoria. Andaba de delantal, esos delantales floreados que cubrían el trabajo de las mujeres del Uruguay, que sostenían y sostienen, una economía vacilante que acompañaba la psiquis también vacilante de sus compañeros. Las mujeres como mi tía Elvira en esta Banda son la retaguardia más castigada. Cuando estudié la Primera Guerra Mundial, entendí lo que era la labor penosa de las retaguardias, el lugar donde el campo de batalla es lúgubre por cotidiano, mezquino por insolidario, brutal por ausencia de metralla.

Mi tía Elvira era de esas mujeres bravías y serenas en la retaguardia en un país derruido.

Había en mi cuadra una mujer muy fea, flaca, rubia teñida, joven pero derrotada por eso que se llama modelos de belleza epocal. Un día la vi llorando sobre el delantal de mi tía. Y mi tía le decía: bueno, la belleza es cuestión de tiempo, ahora se puede ser feo y luego hermoso, así en masculino no sea cosa que ella se sintiera aludida más claramente, mientras caían sobre sus pelos teñidos, malamente teñidos, los pliegues del delantal y las manos limpias de mi tía. Una limpieza que nadie puede empardar.

Esas mismas manos curaban el mundo.

Esto también Don O puede ser cursi, pero si hay Dios, cosa que no sé, mi tía tiene que estar encargada de alguna cámara del consuelo, o de un gabinete de la piedad, de una ventana de la conmiseración. Y si no como decía el gran cirpreano Georges Brassens, que la lleve el enterrador al cielo si hay Dios.

Mi tía Elvira producía contagio, puedo asegurarlo.

Otra cosa, cuando yo era chico coger se escribía con jota. Cojer, para diferenciarlo de tomar. Cuándo se perdió esa letra, propongo que en los comunicados del CIRPR, coger vuelva a ser COJER.

Recuperemos el derecho a jotear la introducción venérea carajo.

Álvaro de Burgos.


Comentarios: Publicar un comentario



<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?


View My Stats