lunes, noviembre 13, 2006

SE VIENE EL ABANDONO... OH, OH, OH, OH...

No tiembla, no late, arde el glorioso Libertadores de América, el templo de las grandes epopeyas de los bravos, los inolvidables players de las manos en alto, del Bocha, del Chivo, del Loco, del Pato, del gran Arsenio Erico y el mago Antonio Sastre.

...Oh, oh, oh, oh… se viene el abadonoooo...! ruge la diablada divertida con el lamentable espectáculo primitivo de los negros putos de la Guardia Imperial. El Imperio se desmorona y su Guardia, claro, huye en desbandada.

Ahora los cínicos demócratas quieren ponerle fecha al retiro de las tropas de ocupación en la Mesopotamia. Son unos farsantes que pretenden eludir sus responsabilidades inexcusables en los crímenes de lesa humanidad cometidos por Arbustito y sus muchachos.

Pero no se la van a llevar de arriba, porque lo más importante que ocurre en Usamérica no es el resultado de unas elecciones de mitad de turno sino el surgimiento de una corriente de vanguardia en su clase obrera y la resistencia organizada de los inmigrantes,

Algunos, como Bob, el amigo de Yuri, advierten el peligro, y quieren abrir un diálogo con Teherán para concentrar fuerzas en casa y ordenar el batifondo. Han tomado nota de que la irracional política de Cheney-Bush ha contribuido a consolidar un eje tripartito entre China, Rusia e Irán que amenaza seriamente su supremacía.

Y es en este escenario mundial que el Bizcocho desorientado le da rienda libre a algunos de sus punteros en la Justicia para volver a encender la mecha de la bomba en la causa AMIA.

Tan astutamente como se ganaron una dura derrota en la pulseada contra Bergoglio, los pingüinos se han comprado un innecesario conflicto internacional de imprevisibles consecuencias.

Se han metido solitos en el ojo de la tormenta. El asesino de Olmert está en Washington rezándole a Arbustito que no se vaya de Irak; el embajador del Estado Sionista en nuestro país anuncia por la radio de Hadad nuevos atentados porque “con esta gente no se sabe” y los argentinos, sin comerla ni beberla, nos metemos entre las balas.

Otro que amaga con el abandono, por lo que se ve, es el Vigía de Pobladora: reclama más relato, amenaza con una interesante historia de sexo maduro, y termina contando una de cuáqueros, con adolescentes asexuados custodiados por mayores de moral intachable que bailan cuarteto y se dan besitos en la mejilla. A mí, en los baile de 15, la verga se me paraba quichicientas veces. ¿Ni un solo chupón a escondidas, ni una mísera cachufleta mojada de deseo? Esa fiesta estuvo más aburrida que un desfile de trabajadores stajanovistas en la Rusia del Pepe.

Otra cosa es su madrina, querido Arcabucero. No confundamos decencia y don de gentes con supuestos manuales del buen cojer (con jota, sí), escritos por vaya a saberse qué maestro ciruela.

La próxima vez que Don O. tenga una fiesta de esas, debería invitar a nuestro ínclito y clandestino Rufino Lafinur. Él sabrá que hacer con tantas niñas apetecibles.

O Almirante


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