La Eterna

Desde trinchera catalana, saludo a La Eterna. Mi función revolucionaria será la de soporte técnico y la de intentar que los/las integrantes de los diferentes comandos se acoplen hipertextualmente para dar luz, semana tras semana, día tras día o cuando se les cante para construir la blognovela más roja de las rojas, que –por fin– ha dado el salto tecnológico. ¡Manifestarse en red! y no en el burdo y pretendidamente privado mundo de los correos, dominado por el gigante eunuco Mierdasoft, al que debemos derrotar –¡al que derrotaremos!– a golpe de líneas de programación. Con perdón, se me fue la olla. Voy a buscar la pastilla. Ya está.

Mi aporte no será pretendidamente poético, porque es hora de que confiese que la poesía me merece la misma atención que la ardilla que encontré el sábado aplastada por una todoterreno y a la que corté la cola con una lata para llevármela de trofeo. Sí, sépanlo. Soy, seré y fui montaraz. Mi insobornable condición cirpreana se ceñirá a escribir lo que se me cante las pelotas, con método o aleatoriamente, con ganas o desganada, sí o no, nunca o algunas veces. Porque ésta es la verdadera revolución: el no estar sometida ni a patrón ni a aparcero ni a dioses ni a poética alguna.

Así de claro: no hay tijera que me esquile ni tiento que me asujete.

Aprovecho este breve momento de gloria epistolar para comunicar a todos que mi correo no es el del remitente sino otro que aquí escribo: cifrado.

Y también saludo a Pitonisa, cuyos etéreos cuidados me sostienen letra a letra.

Siempre Degradada, Bea

# escrito por F. Perdido : 8:08 a. m.