jueves, octubre 19, 2006

CHOQUE DE GALAXIAS

Hola mis pequeños saltamontes. Hay novedades en el Cosmos. Las cámaras del telescopio espacial Hubble han logrado fotografiar hoy el choque de las galaxias Antannae, en la constelación del Cuervo, y el consiguiente nacimiento de miles de millones de nuevas estrellas, espectáculo que ha dejado turulatos a los muchachos de la Nasa.

No a mí, claro, porque mi punto de vista es el de la ciencia cirpreana, tan superior a los escarceos de la seudociencia materialista obnubilada por una visión meramente espacial del universo.

Los Nasa’boys se felicitan porque dicen que este fenómeno les permitirá prever lo que ocurrirá cuando choquen la Vía Láctea con Andrómeda, dentro de 6.000 millones de años. Parece un chiste de Woody Allen: no saben lo que va a ocurrir dentro de unos meses y pretenden vaticinar como será la eternidad. Criaturitas de Dios.

En reiteradas oportunidades he intentado arrancarlos de las tinieblas explicándoles que, si verdaderamente aspiran al conocimiento, debieran abandonar sus prejuicios tridimensionales y ponerse a estudiar las leyes del tiempo. Pero alguna razón extraña hace que mis palabras les parezcan un galimatías.

Cierta vez les hice llegar clandestinamente la fórmula cirpreana en la que se basa nuestro dominio de la teleportación y los viajes temporales, esa que enuncia que “la personalidad alternativa en tándem con otras personalidades alternativas entra en el tubo de flujo conectándose por la proyección de electrones mentales o electrones-neutrones mentales (cultivados por la creación del Heptágono de la Mente – Patrón Cúbico Primario). La interacción del patrón de electrones-neutrones mentales enfocados dentro del campo electromagnético del sistema de tubo de flujo establece un patrón de ondas que provee el medio de transporte para la tripulación telepática viajera del tiempo”.

Estuvieron semanas tratando de desentrañarla, pero finalmente la desestimaron tranquilizando sus pobres espíritus con el argumento de que se trataba de una zancadilla que les hacían algunos traviesos de la Academia de Ciencias de Moscú.

Bueno, allá ellos con sus cabezas de alcornoque. Yo continúo en la búsqueda del planeta X (para más información, hacer click en http://www.microsiervos.com/archivo/ciencia/planeta-x.html).

Cada vez son más firmes mis sospechas de que desde allí vienen los visitantes celestes que Solo pudo documentar en sus valientes excursiones por los archivos secretos del Imperio (felicitaciones al Iluminado por su magnífico reporte).

Hay días, les juro, que los envidio. No me quejo de la alta misión científica que el Subc. V. me ha encomendado, pero... ¿cómo no extrañar la adrenalina que corre por la sangre de los comandos cirpreanos ubicados en el Campo de Marte?

En las horas de ocio no puedo evitar la tentación de cambiar la dirección de mi lente de observación y apuntarla hacia la vieja y querida Gaia. Un espectáculo magnífico, por cierto.

Hoy, por ejemplo, llamaba la atención un poderoso resplandor sobre Pyongyang. Era una gigantesca marcha de antorchas presididas por el loco King Jon Il, que ha puesto en emergencia desde hace unos días a los alucinados del Pentágono. Ahora a mandaron a Condi a Tokio para tranquilizar a los nipones (me imagino lo tranquilos que deben haber quedado con las promesas de protección de quienes hace 61 años les obsequiaron dos chupetes nucleares).

Y ayer me divertí mucho con la remake de Ezeiza que se mandaron en San Vicente los muchachos K de Moyano y los albañiles del insigne Cabezón, el nunca bien ponderado asesino de Cabezas y el cartero entrerriano, que en paz descansen ambos.

En fin, sigo en mi puesto. Cualquier cosita me avisan. Besitos para todos.

Yuri


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