lunes, octubre 09, 2006
EL VERDADERO CREYENTE
Disculpe, Almirante, usted está en su etapa mística y yo no puedo despegarme de mi maldito escepticismo.
Si abrazara esa Fe que usted tiene, la vida sería más sencilla para mí. Me metería en alguna Guerra Santa cualquiera y listo el pollo (no el pollo madrileño, otro).
En fin, la voy a cortar aquí porque no tengo argumentos para oponer a un discurso tan galáctico y arrollador.
Viene a mi memoria RAM un viejo poema de don O., titulado "El verdadero creyente":
del escéptico, pero también
de la furia del
condenados al
fracaso.
Es muy larguito el poema, pero termina así:
... una oscura y terrible certidumbre,
que el verdadero creyente
verdaderamente nada en que
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