La Eterna

Yo aquí otra vez. Todavía no pude dejar esta puta ciudad donde alguna vez lo encarcelaron a Oscar Wilde por manosear a un chico en un cine.

Bah, los cines no se habían inventado. ¿Y los chicos? ¿Se habían inventado?

David Copperfield... Oliver Twist... esa maravillosa banda de chicos de novela ¿de verdad existían?
¿o acaso existían en la verdad de la novela?

Para no irme por las ramas, les cuento que hice contacto con Solo. Es muy hábil el muchacho, lo reconozco. Casi tanto como yo. ¿Se acuerdan de que nos íbamos a ver en la cola para ver La Dalia Negra, en un multicine de Wood Green? Pues no, a la hora señalada lo que se podía ver (como se observa en la foto ambiental que oportunamente mandé) era Starwars. ¿Starwars? Sí, Starwars, mis queridos.

Menos mal que tengo cultura cinematográfica y sé que uno de los personajes centrales de la saga es el ex guardia imperial devenido contrabandista Han Solo, que luego de una noche de copas en la taberna de Tatooine decide trasladar a sus flamantes amigos Luke Skywalker y Obi-Wan Kenobi al planeta Alderaan. Y decile llevarlos porque Alderaan es... una linda palabra (como le pasaba a Tuñón con Turkestán).

Fue así como Han Solo, contrabandista y bandido del Imperio, decidió unirse a la Alianza Rebelde.

Pavada de nom de guerre eligió nuestro hacker, antes de internarse en las selvas informáticas de la tierra de las sequoias y los Arbustitos.

Yo me había preparado para un encuentro a solas con Solo. Tenía buena información sobre él, como para deslumbrarlo. Sabía, por ejemplo, que siendo apenas un bebé había sentido en el alma las lágrimas de su padre, hincha del Celtic, cuando un gol de Cárdenas les quitó a los escoceses la posibilidad de tener su primera copa intercontinental. Desde ese lejano día de 1967, Gary Mc Kinnon -luego conocido como Solo- comenzó a tramar su venganza.

Por empezar, se hizo hincha del Nottingham Forest. ¡Traición! le habrán gritado los escoceses. "No, decía Gary para sus adentros, sólo hay un equipo en la Argentina que es declarado enemigo de la canalla Imperial. Se llama Club Atlético Independiente y usa la misma divisa que el Nottingham".

Además -se había percatado, como entreviendo el futuro- Nottingham Forest identifica la tierra usurpada por el advenedizo alguacil homónimo; llamada con más justicia Bosque de Sherwood y con mayor justicia aún Tierra de Robin Hood. Vaya gratas coincidencias.

En la cola del cine, nada. Sólo abuelas con sus nietos, algún viejo nostálgico (no tengo más remedio que incluirme) y un par de adolescentes adictos a la Starwarsmanía, que en Europa también se consigue.

Entré en la sala y busqué una butaca del medio, con la función a punto de empezar, Solo seguía sin aparecer.De pronto, un chocolatinero que recorría la fila me deja caer entre las piernas un caramelo Media Hora. ¡Un Media Hora! Más señal que ésa, imposible. Sólo esta allí.

Desenvolví el caramelo y vi que había algo escrito en el papelito: "¿Trajiste la honda?"

¡El muchacho me había estado investigando también a mí! Ya dije que no es ningún dolobu. No sé cómo averiguó que yo acostumbraba andar siempre, en mis años mozos, con una honda de cine en el bolsillo.

Para usar bien la honda de cine hay que identificar al pelado, antes de que apaguen la luz. Y en la oscuridad de la sala, en el momento más oscuro de la película y con la ciega precisión de un arquero zen ¡Zas! el hondazo a la cabeza del pelado, con un garbanzo o una bolita de papel mojado.

Si la película era un bodrio, también se podía agredir con la honda de cine a los actores. ¡Si habremos llenado de pecas y lunares, tras unas lluvia de hondazos, las caras lastimeras de Clark Gable y Vivien Leigh, en pasajes de una película abominable!

No, carajo -me reproché en silencio- me vine sin la honda de cine. Sin la hepfpistole de Julio, ni honda de cine, ni nada.

Pasaban el episodio V de Starwars. Ya lo habia visto varias veces, pero las misiones son misiones.

En determinado momento, el robot C-3PO le advierte a Han Solo: "Señor, la probabilidad de atravesar con éxito un campo de asteroides es de 1 contra 3.720". Respuesta de Han Solo: "Nunca me digas las probabilidades". Justo en ese diálogo, uno de los que más me gusta del filme, ¡paf! un Media Hora impacta en mi cabeza (y sin duda arrojado con una honda de cine). No lo abrí ni traté de leerlo en ese momento, para no llamar la atención.

Terminó la película. Luces encendidas. Abuelas con sus nietos por acá, adolescentes adictos por allá. Ni rastros de Solo. Desenvuelvo el Media Hora. La leyenda está en inglés, y es clara: "FIND BABAR. ASK YURI".

Rayos, este tipo es casi tan listo como yo. Se refiere a Babar Ahmad, un británico de origen pakistaní, detenido después del 11-S y con paradero desconocido. Yuri, obviamente, es nuestro agente orbital, veterano de la Soyuz, con capacidad para detectar con sus ultrasensores las prisiones no declaradas del enemigo y vigilar sus movimientos.

Creo que mi misión en esta puta ciudad de Londres ha concluido. ¡Por fin! Espero me llegue pronto la orden de partir.

El Iluminado