martes, noviembre 14, 2006

ADN Y "PATRIA SOCIALISTA"

Llegué a la cafetería de la Columbia University cargando a cuestas todo el pesado escepticismo que varios siglos de reinado de filosofía dualista y materialista han logrado acumular en nuestras programadas mentes humanas, ilusión de ilusiones.

Esperaba encontrarme con un bicho raro de laboratorio sumergido en extraños ritos esotéricos y perdido en elucubraciones fantasiosas acerca de criaturas extraterrestres y fenómenos paranormales.

Pero no. Zecharía resultó ser una especie de Woody Allen cósmico, simpático, inquieto, ultrainformado acerca de todas las novedades de la investigación científica de vanguardia de nuestros días.

Tuvimos una extensa y riquísima conversación, pero por hoy me limitaré a referirme a su punto de vista respecto de la evolución humana y el remanido tema del eslabón perdido.

Desde que en 2001 se descifró el esquema del ADN humano, se sabe que la especie dispone de 223 genes que no aparecen en ninguna otra forma de manifestación de la vida terráquea. ¿Cómo incorporó el homínido primitivo esos genes extraterrestres?, se pregunta Zecharía.

Si no ha habido transmisión vertical de esa herencia genética, tal trasfusión sólo pudo tener carácter horizontal. Es decir que “alguien” modificó el programa originario de la criatura humana inoculando esos genes, como si se tratara de la ampliación de la memoria de un CPU.

Aquí es donde se tocan las tesis de Zecharía con las de Crick y otros que ya hemos mencionado: visitantes de otros planetas “sembraron” hace miles años, digamos que con fines experimentales, semillas destinadas a germinar y desarrollarse en el tiempo.

Para Sitchin, esos seres galácticos son los annunaki que describe la cultura sumeria y que, con distintos nombres, aparecen en todo los relatos mitológicos tradicionales.

Como nuestro amigo asegura que los padres fundadores están a punto de regresar a Gaia, no pude menos que preguntarle con qué objetivo lo harían.

–Oye, Yuri: cualquier cosa que yo pueda decirte al respecto tú la pondrías entre paréntesis, porque así lo quieren tus actuales programadores. Lo mejor será que se lo preguntes a ellos mismos –me espetó Zecharía, muy suelto de cuerpo.

Como yo me quedara mirándolo entre asombrado y expectante, me prometió conseguirme una exclusiva con un importante oficial de los ejércitos de Nibiru, el Capitán Ben.

Comprenderán mi ansiedad frente a tal perspectiva. Se me ocurren tantas preguntas para hacerle que creo que no sabré por donde empezar.

Pero calma, carioca, como dice el Almirante. Hay tiempo para todo. Hasta para que el Vigía deje de chuparse el queroseno del primus y no siga vendiendo el verso del “heroico constructor del socialismo” para referirse a un proletario superexplotado por Iosiv Dzughasvihli mientras celebraba los tenebrosos Procesos de Moscú o mandaba al Gulag a lo mejor de los verdaderos comunistas.

El sacrificio de los Stajanov –cómo bien pintara otra película notable, “El Hombre de Hierro”, de Agnes Wajda, no sirvió para defender ninguna “patria socialista”, por la sencilla razón de que no existe tal cosa. No habrá socialismo mientras perdure en la historia eso que llamamos patria. En todo caso, habrá una sola y abarcará la casa común de hombres y mujeres, esa esfera celeste que nos une.

Yuri


Comentarios:
Hola.
Los descubrí hace unos días por pura casualidad -como debe ser-, y confieso que el deleite de leerlos me hizo asomar varias veces por aquí.
Les agradezco que lo compartan con tantos anónimos que, como yo, a veces salen a pasear por los blogs. Y me quedo cerquita, esperando lo que sigue...
Marisa.
 
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