La Eterna

ADORADOS COMANDOS DEL CIRPR

Ustedes, que son la Luz de Oriente-Occidente, Atletas Revolucionarios a los que Píndaro cantara, románticos postergados de si mismos en aras de la Salvación Universal (S.U.), discípulos testarudos del único Dios: Karl Marx, y de su primer Ángel: Friedrich Engels, con quienes ustedes también mostraron “a los proletarios de todos los países su papel, su tarea, su vocación…: la de levantarse como iniciadores de la lucha revolucionaria contra el capital y, en esta lucha, reunir a su alrededor a todos los trabajadores y explotados”. Y así como todos nosotros consideramos que la ciencia es “una fuerza revolucionaria que mueve a la historia”, también nuestra misión es “colaborar, de una u otra manera, en la caída de la sociedad capitalista y de las instituciones creadas por ella, colaborar en la liberación del proletariado moderno”.

Nos resultan jocosas las críticas de los enemigos de clase. Decid de nosotros lo que queráis, porque terminaremos rompiéndoles el culo a patadas. Nosotros luchamos por la independencia política de la clase obrera, que la clase construya su partido de clase, y que encabece a todos los trabajadores en la lucha por el poder. Esto en algún momento será inevitable: por lo tanto, cuanto antes mejor.

Karl Marx: “Si uno compara la mediocridad sobria y tímida de la literatura política alemana con este desmedido y brillante debut literario de los obreros alemanes; si se comparan estos primeros zapatitos de niño gigantescos del proletariado con el enanismo de los gastados zapatos políticos de la burguesía alemana, hay que profetizar a la cenicienta alemana una estatura de atleta.” (1844).

Sí, efectivamente, acabo de regresar de Bariloche. ¡Puerto Manzano para todo el mundo! ¡Que el proletariado use Rolex!

En realidad fui a tantear la posibilidad de reabrir la Isla Huemul y continuar la tarea de Richter. Bien podría instalar una base allí nuestro CIRPR. Creo que las condiciones están dadas y es posible de lograr sin demasiado esfuerzo. Deberemos ser discretos. Levantaremos una cortina de árboles para que nos aisle de las miradas vendepatria y reconstruiremos la central nuclear. Todos, absolutamente todos nuestros contactos internacionales, que por cierto son cientos de miles, deben proveernos los materiales. Y tendremos un misil de la puta madre que podremos apuntar a cualquier lado, hasta a la estratósfera. Ya a punto de vencer nos daremos cuenta de que nos olvidamos al proletariado en el camino, pero bueno, ya está: hemos, o habremos, tomado el Poder.

Qué haremos con él es lo más lindo de toda esta historia.

Ni locos retrocederíamos en la instancia de tomar el Poder. Salvo el Poder, el resto es más ilusión (S.P.R.M.I.). Por lo tanto: queremos tomar el Poder.

Quisiera buscar una cita de Lenin sobre la conciencia, pero estoy cansado. Ni en Bariloche ni al regresar logré dormir bien. Tengo una inquietud permanente. Una ansiedad constante. Estoy mareado, confuso. Pero siento el placer sobre la Diosa.

Por lo tanto, agéndenlo: tomaremos la Isla Huemul, reconstruiremos la central nuclear y armaremos un misil estratosférico. Luego lo venderemos al peor postor.

Subc. V