jueves, noviembre 23, 2006

CALENTURAS

Yo tengo a Nati, conmilites, no necesito a Jenna, ¿o sería Jena como la batalla dada por Napoleón? De todos modos, cómo podemos admitir así como así semejante mentira. No fue Lafinur, ni Luis, ni Álvaro, ambos con calle en esta Banda. El atentado se produjo por la eficiente acción de un mercenario que el Cirpr contrató: el Chancho Dadomo, halvita de ala del Wanderers, que, mediante el sabio entrenamiento del Subc. V., le pegó un boleo a la cartera, lo que significa en términos futbolísticos: dividió, restó, ventó a la mismísima mierda cual palpitante y jubiloso halvita de ala oriental.

Luego, la cartera oficiante de balón de fóbal, fue recogida por otro baluarte del bohemio, su golero, el ínclito Fernando Muslera, que atajola, corriose y por fin llevósela.

Así fue, no como cuenta Lafinur.

A la Nati le pedí que comenzara a practicar la llamada “quita de sostén”, perla de la topología erótica. Qué me venís con Jenna, vo, Lafinur.

Álvaro de Burgos


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