jueves, noviembre 09, 2006

MENOS MAL QUE NOS QUEDAN LOS POETAS

Menos mal que nos quedan los poetas, amados co-comandos. Si no fuera por ellos, el mundo persistiría en una ceguera irremediable, condenado a repetir el mito de la piedra de Sísifo por toda la eternidad.

Asombra la acrítica tozudes con la que la enorme mayoría de los humanos reiteran una y otra vez el milenario error de aferrarse a la vana esperanza de que el Imperio pueda regenerarse y convertirse en magnánimo por voluntad propia de su elite.

Únicamente esta especie de reflejo condicionado negativo que lleva a nuestra civilización al camino del suicidio colectivo puede explicar la verdadera catarata de sandeces que se puede leer o escuchar en casi todos los medios del mundo por estas horas en relación a las consecuencias del resultado de los comicios en Yankylandia.

Pero, por suerte, todavía nos quedan los poetas para mirar debajo de las aguas y revelarnos de qué va la cosa.

Los ingenuos que esperan que el mundo sea más democrático porque ganaron los demócratas se llevarán, claro, un nuevo chasco. Podrían evitarlo si prestaran atención, a lo que dice por ejemplo el gusano redomado de Otto Reich, quien les advierte a los partidarios del asno que tengan cuidado en no salpicarse de mierda si pretenden investigar las travesuras de Arbustito y su banda de conjurados.

(Verdaderamente hilarante su rechazo a la comparación entre el muro de Berlín y el de la Vergüenza que George propone construir en la frontera con México. Otto dice que son incomparables, ya que uno tenía la función de que la gente no salga y el otro tendría el objetivo de que la gente no entre.)

En realidad, la sociedad civil terráquea tendría la oportunidad de comprobar en tiempo récord si sus esperanzas con respecto a los muchachos de Hillary son fundadas o apenas un espejismo más de tantos, exigiéndole a la flamante mayoría de ambas cámaras parlamentarias un pronunciamiento de repudio a la nueva masacre homicida del Estado Sionista en Bet Hanún, en línea con el pronunciamiento mayoritario de la ONU.

Los genocidas de Tel Aviv pretenden presentar este nuevo Canáa como otro “lamentable error involuntario”, pero se trata en realidad de una provocación deliberada para bloquear las conversaciones de unidad entre Hamas y Al Fatah.

La actitud que se asuma ante la conducta criminal y racista de la gran burguesía sionista es hoy por hoy la piedra de toque para saber si alguien está a favor de la vida o de la muerte. Es la cuestión de las cuestiones. Les recomiendo, en cuanto a eso, la lectura de un extenso y brillante artículo de un compañero vasco.

Pues bien: ¿qué dicen al respecto los ganadores de las elecciones norteamericanas? ¿Qué dice nuestra imperturbable pingüina? ¿Qué dice Tabarutti el mignon? ¿Qué dicen los pretendidos izquierdistas que se apoltronan en un resignado pacifismo?

Nosotros, hermanos del CIRPR, conocemos de antemano la respuesta. De modo que a velar las armas, afilar las cimitarras, sacudir las neuronas, enarbolar la enseña que nos legara Don José, y seguir escribiendo.

Vermú con papas fritas y...good show,

O Almirante.


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