miércoles, noviembre 08, 2006

YO QUIERO MI BANDERA

Camaradas: el transitorio retroceso de la revolución proletaria en mi querida patria de ninguna manera ha dado lugar a una consolidación estable del podrido regimen kapitalista, como algunos trasnochados pretendieron interpretar.

El mundo ya no es el que era entonces, claro. Ahora Tomás Borge y Daniel Ortega ofrecen sus corazones abiertos a los usamericanos para entablar una relación de cordial amistad; el Partido Comunista Chino prohibe la comercialización de condones con el retrato de Mao Tse Tung; un tercio de los obreros franceses anuncian que votarían por Le Pen; está a punto de cerrarse para siempre la gloriosa visera de Cordero y Alsina.

Pero algunas cosas siempre vuelven, como el cabezón de Lomas, por ejemplo, que, advertido de que con el “cool” Lavagna no va a ninguna parte ha empezado a jugar la carta Mauricio, seguramente con la bendición del signore purpurado que acaba de meterle el dedo en el orto al pingüino bizcocho.

Otro que vuelve es mi amigo Robert Case. Somos íntimos con Bob desde los buenos viejos tiempos de la guerra fría, cuando él dirigía la compañía y yo revistaba en la gloriosa KGB. ¡¡¡Si habremos arreglado asuntos espinosos entre vodka y cigarros cubanos!!!

Ahora que Arbustito le pegó una patada en el ojete al Pato Donald después del tsunami electoral, aprovecharé la volada para visitar discretamente Nueva York, donde me espera un contacto clave que me consiguiera el camarada Solo.

Se trata de Zecharía Sitchin,un erudito paleoantropólogo autor de la saga Las crónicas de la Tierra en la que, a partir de la lectura e interpretación de textos de la cultura sumeria –entre otras– desarrolla la hipótesis del origen de la especie humana a partir de experiencias genéticas realizadas por los Annunaki, seres superiores provenientes del planeta Nibiru.

Sitchin sostiene que los sumerios conocían de la existencia de un décimo planeta del sistema solar, que no sería otro que Nibiru, también conocido como el planeta X.

El planeta de los Annunaki observa una órbita elíptica alrededor del sol y su máximo acercamiento al nuestro se produce una vez cada 4 o 5 mil años.

Sitchin asegura que tal acontecimiento está punto de repetirse en algún momento de los próximos años. La pregunta evidente es si aquellos padres fundadores bajarán del cielo nuevamente para ver como marcha su audaz experimento.

Mi encuentro con Zecharía está agendado para el sábado, en la cafetería de la Columbia University. Estoy acumulando toda la información previa indispensable para sacarle jugo a la entrevista. Sospecho que el hombre es de los nuestros. Su último libro se titula The End of the Days, lema que bien podría flamear en la nonata bandera del CIRPR.

Hagamos un concurso de diseño para que el Caronte no tenga que revolear sus calzones.

Yuri


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