lunes, diciembre 04, 2006

LA MOMIA YA ESTÁ LISTA


Bueno, me imagino que no es necesario que les describa el desfile del pasado 2 de diciembre en La Habana.


Junto al Dancer y al Ambia, totalmente borrachos, nos instalamos bajo un gigantesco retrato de Friedrich Engels, prócer cubano si los hay.


Desde allí, con nuestras hondas de cine, meta tirarle maníes a los gorilas de la G-2 que supuestamente tenían controlado el escenario. Depardieu, que tenía platea especial bajo el monumento, fue el único que nos vio en acción, pero no dijo nada. Se ve que no es ortiba el muchacho.


Nuestro objetivo era sacudirle un manisazo en la nuca a Gabo, pero no lo pudimos cumplir porque –debo admitirlo– a la hora que el autor de Cien años de soledad subió al palco con Raúl, ninguno de los tres podía acertarle a un elefante desde las quince yardas.


Pasó que después de la botella de Matusalén que nos bajamos, a media semana, lo apretamos al Ambia para que nos llevara a la bodega del Hotel Habana Libre (futuro Hilton Hotel). Allí nos agenciamos cuatro botellas del néctar que fabrican en los valles escoceses Justerini&Brooks (también llamado “JB”), un par de tubos de Habana Club (futuro ron Bacardí) y una caramañola con vodka Tovarich de la época en que los rusos no se la tomaban toda ellos.


Para no andar con el estómago vacío, levantamos en el camino unas bolsitas de maníes pelados y nos comimos algunos (unos pocos, porque los necesitábamos para las hondas de cine).


No se dan una idea de lo que fue aquello. Frente al palco instalado en la Plaza de la Revolución (futura Plaza Cívica José Martí) desfilaron los pioneros, con pañuelos azules, imitando el mar. Y navegando sobre los pioneros, como en una reedición de Fitzcarraldo, de Herzog, una réplica a escala natural del “Granma”.


Con motivo de este 50 aniversario, se hicieron réplicas a distinta escala del “Granma”. El objetivo del gobierno revolucionario es que ningún cubano se quede sin su réplica.


Hacen concursos literarios y al primer premio le dan una réplica del “Granma”; al segundo, dos réplicas; al tercero... (chiste viejo, pero no saben el éxito que tiene en Cuba).


También había réplicas vivas de Fidel, en distintos momentos de su vida. Buscaron soldados que se le parecieran, y los caracterizaron: “Fidel en la Sierra”, “Fidel al bajar de la Sierra”, “Fidel en Playa Girón”, etcétera.


Yo había leído en un libro, por boca del mismo Comandante, que en Cuba se combatió desde un primer momento el culto a la personalidad. Por eso hay tantos afiches y pancartas y gigantografías y murales con la cara de Fidel. Es porque en Cuba se combate el culto a la personalidad.


Déjenme decirles lo que va a pasar cuando el Comandante muera. Ese futuro ya está escrito.


Dirán que Él no quería que lo momificaran, que pidió que sus cenizas se esparcieran en la Sierra Maestra, etcétera.


Pero resulta que el pueblo no quiso. El pueblo lo adoraba. El pueblo hizo colas interminables, de cientos de miles, para tocar el féretro del líder en la capilla ardiente laica. Nunca se vio en América funerales de tal magnitud.


Y después, adivinen. Resulta que los técnicos del laboratorio de Reparto Siboney encontraron la fórmula cubana para conservar un cuerpo, evitando que la madre naturaleza cumpla con el sabio deber de descomponerlo, disgregarlo y devolverlo a la tierra.


Entonces, Cuba tendrá su momia. Como Vietnam tiene la de Ho (otro que no quería honores), como Corea del Norte tiene la de Kim Il Sung (todavía llamado, con modestia, “El Sol”), China la de Mao y Rusia la de Lenin.


Los muchachos son muy materialistas. Dicen que no hay vida después de la muerte y se ríen de los rituales afro que negros y mulatos mantienen a lo largo y lo ancho de la isla caribeña. Pero a Fidel lo están haciendo “inmortal” de todas las formas posibles.


“Ay, Cuba”, volvería a escribir el poeta Guillén.


El Iluminado


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