lunes, diciembre 04, 2006
LA VERDADERA HISTORIA
La misión en Turkía me ha dejado una considerable resaca en cuanto a protocolo y liturgia religiosa. Los turcos de Turkía son tan rápidos como los de Villa Crespo: no le dieron el mínimo de bola al teutón saltimbanqui en su paso por Ankara, Esmirna y Estambul, y siguieron regateando en sus mercados como desde hace milenios.
Pero mi tarea consistía en analizar meticulosamente las movidas de Ratzinger, de modo que tuve que morfarme tediosas y aburridas ceremonias en la tumba de María, con el Papa de Oriente, en la Mezquita Azul, en Santa Sofía... al tercer día, el perfume del incienso ya había convertido mi cerebro en un Campo de Marte en el que se enfrentaban los ángeles del cielo.
En eso estaba cuando el ejército de los (ángeles) rebeldes vió una brecha en mi espíritu y atacó a fondo: “finishela con tanta cantinela celestial, Almirante. ¿Digame, no tiene ganas de escuchar un buen sambinha da roda, tomarse un agua de coco, encender un vaciadinho y apretujar una morena de aquellas?”, me cantaban los turros al oído con el sotaque inconfundible de María Bethania.
No les fue muy difícil hacerme caer en la tentación, comprenderán. Enseguida vinieron a mi mente las doradas imágenes de aquellas inolvidables noites cariocas en las que, junto al Subcomandante, bailábamos entre un harem de princesas de ébano en el barracao da Estación Primeira de Mangueira, la gloriosa verde-rosa.
Así que programé el teletrasportador para el trayecto Estrecho del Bósforo-Bahía de Guanabara y... zas!!! aquí estoy... en el calzadón de Copa, comiendo peixe frito y bebiendo caipirinha gelada con un buena amiga.
Mi amiga se llama Simone Bastos y me cuenta que está preocupada por lo que, a su juicio, es algo así como una desviación infantilista de nuestro CIRPR.
“Oi aí, Almirante: ustedes no pueden equivocarse. Tienen que aliarse con o povao, por supuesto, mais o camino nao pasa por acordar con Marcola o con Fernandinho Beira Mar. Eles son parte do mismo gran jogo da trampa capitalista”, me dice Simone.
“Una cosa somos nosotros, los sin tierra y sin nada de Brasil, y otra cosa estos muchachos desesperados que se juntan con lo peor de lo peor para cumplir el sueño del ascenso social. Ustedes no tienen más que escuchar lo que andan diciendo ante los jueces para saber cuál es la calaña de esta gente”, se explica.
“Hace años, ustedes se decían aliados del Comando Vermelho. Ahora se acercan al P.C.C. Me parece que debieran conocer la auténtica historia de este asunto y dejarse de jugar al poliladro”, me amonesta y pasa a contarme la verdad de la milanesa.
En el quiosco del Posto Seis, casi en la piedra do Arpoador, suena a todo volumen un tema de Bezerra da Silva (escuchar “A semente”) y Simone me pide que preste atención a la letra:
MEU VIZINHO JOGOU UMA SEMENTE NO MEU QUINTAL
DE REPENTE BROTOU UM TREMENDO MATAGAL.
ELE SÓ RESPONDIA: "NÃO SEI, NÃO CONHEÇO, ISSO NASCEU AÍ"
MAS FOI PINTANDO SUJEIRA, O PATRÃO ESTAVA SEMPRE NA JOGADA,
PORQUE O CHEIRO ERA BOM E ALI SEMPRE ESTAVA UMA RAPAZIADA
OS HOME DESCONFIARAM AO VER TODO DIA UMA AGLOMERAÇÃO
E DERAM O BOTE PERFEITO E LEVARAM TODOS ELES PARA AVERIGUAÇÃO, E DAÍ
NA HORA DO SAPECA-AI-AI-AI, O SAFADO GRITOU:
"NÃO PRECISA ME BATER, QUE EU DOU DE BANDEJA TUDO PRO SENHOR
OLHA AÍ, EU CONHEÇO AQUELE MATO, CHEFIA, E TAMBÉM SEI QUEM PLANTOU"
QUANDO OS FEDERAIS GRAMPEARAM E LEVARAM O VIZINHO INOCENTE
NA DELEGACIA, ELE DISSE: "DOUTOR, NÃO SOU AGRICULTOR, DESCONHEÇO A SEMENTE"
“Bezerra murió hace dos años, Almirante, de una infección pulmonar. Él, un verdadero malandro de los nuestros, se había hecho evangelista en sus últimos años. No pudo soportar lo que estaba viendo. O malandragem virou bandidaje y se mixturó con los políticos y la policía. Este asunto ya huele a genocidio y un verdadero revolucionario no puede confundirse”, remató Simone.
Me ha dejado pensando la morocha.
O Almirante
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