La Eterna

RIOPLATENSES

¡Bravo hermanos de la otra banda del querido estuario del Plata, gloriosa patria de los Libres del Sur! Brillante y perfecta la Operación Penetración Genética (OPG).

Coincido plenamente con la elección del agente semítico emisor: un morocho del Abasto –no importa si del barrio Sur montevideano o del querido Riachuelo bonaerense– es la medicina adecuada para vacunar al enemigo.

A los rioplatenses –acéptenlo, emperadores y sicarios autóctonos que ofician de recaudadores de diezmos en las burocracias de los dos Estados– no nos van a separar con un asunto vinculado, se lo mire por donde se lo mire, a la lógica corrupta de la Codicia.

Nosotros, los que como decía Torres García –¡salud, ay Flor de Almagro!– tenemos por el norte al Sur, estamos unidos por lazos que ningún cachafaz conseguirá romper con sus sucios billetes.

A veces, como todos los hermanos, jugamos unos rounds en el querido Estadio Centenario o en el Monumental, pero en las paradas bravas siempre vamos a estar codo con codo –sin ninguna alusión a Don Mario– para defender el honor de la familia.

Como aquella noche de otro 7 de diciembre, el de 1970, cuando otro morocho del Abasto, Oscar Natalio ‘Ringo’ Bonavena, se subía al ring del Madison para enfrentar al negro Cassius Clay.

¿Recuerdan, a los lados del mar dulce, los que entonces eran jóvenes idealistas que pretendían la Justicia en la Tierra, lo que sentimos esa noche, mientras el pibe rante de la Quema le mojaba la oreja al más poderoso de los poderosos y hacía honor a la sangre charrúa peleando con una sonrisa angelical hasta que hubiera aliento?

Bueno, esas marcas no se borran con Tabarutis, Bizcochos, ni mediadores de cualquier origen. Así que: ¡Juira amanuenses de la Usura! El Morocho del Abasto volverá pronto a jugarse la parada y los que temblamos al oír su voz o nos emocionamos con su coraje prodigioso estaremos todos juntos a la hora de los bifes.

¡Salú la barra!
¡Gloria a nuestro Padre Onán!
¡Recuperemos el Carnaval rioplatense!

O Almirante